El próximo día 16 actúa en el Liceo Andreas Scholl acompañado al clavicémbalo y al piano por Tamar Halperin con un precioso programa: Purcel, Dowland, Händel y Haydn, más una canción de Robert Johnson, otra de Thomas Campion y tres tradicionales, todo inglés de nacimiento o adopción. Puede ser precioso.
De los contratenores que he oído alguna vez, Scholl es quizá el que más me gusta, en gran parte porque su timbre me parece menos forzado y antinatural que el de otros. Sin embargo, cuando veo a cualquiera de ellos, sólo logro olvidar que estoy ante un señor que canta con voz de señora si tanto la pieza como su interpretación son de campeonato. Y aún sin verlos, tengo que prescindir de la letra para disfrutar sin distracciones de cualquier ópera en que los personajes masculinos son interpretados por voces agudas (no tanto en el caso de adolescentes y cuando el equívoco forma parte del guión) por más que para ellas se escribiesen originalmente.
Puede argumentarse que en la ópera todo es impostura, pero no sé por qué hay que forzar tanto las cosas, empezando por los propios compositores. ¿Alguien puede gozar sin interferencias de este Empio, dirò del Giulio Césare de Händel con los ojos abiertos? Seguramente, pero yo no.
Un papel masculino escrito para una voz femenina (castrati, señora, o no castrati) que aquí interpreta un señor normalmente masculino. Me distraigo pensando cómo a Aquiles no le da un ataque de risa. No puedo creerme que ese sea Julio Cesar, y menos con tamaño uniforme, que con túnica podría dar y tener un pase, pero así, imposible. La suerte es que la música es tan buena que tampoco importa quedarse sólo con ella, y debo reconocer que al final ya prescindo de la voz del emperador, que ese día la tendría un poco tomada. Peor será cuando el papel lo represente una contralto bien dotada, aunque en ese caso quizá baste con hacerse a la idea de que Julio es Julia, que también pudo haber sido.
En cambio, hasta sin cerrar los ojos, en esta O solitude, my sweetest choice, de paisano y con un texto sin atribución de género explícita, nada me impide saborear la emotiva canción de Purcell, creo que porque la interpretación de Scholl es estupenda. Un timbre al que no estoy habituado, pero no desagradable. Le acompaña la Accademia Bizantina dirigida por Stefano Montanari.
Todo lo contrario sucede con esta canción de Haydn, Recollection, que como la anterior también está previsto que interprete en Barcelona el próximo lunes. Si sólo la escucho, además de aburrirme, añoro una voz «normal», una soprano o un tenor, pero viéndolo me quedo hipnotizado. Quizá es que no sea tan adecuada para su registro o no la canta tan bien y le ayuda el elemento chocante de la situación, que haberlo, haylo. En el teclado, Markus Märkl.
Ahora Ely Ameling con Jorg Demus al piano. Ni viendo ni sin ver, no hay color, y lo que me parecía un poco rollo se convierte en una preciosidad. Estoy seguro de que pensaría lo mismo aunque la soprano tuviese cara y tipo de bajo ruso.
Qué descanso… No creo que en estas opiniones haya prejuicios negativos. Otra cosa es que, como aprendí el otro día de un comentario de allau, los gustos adquiridos requieran su tiempo, y éste debe ser uno de ellos. En las óperas, me parece que siempre preferiré los niños con los niños y las niñas con las niñas, pero en recital, según quién, qué y cómo, ya hay cosas cantadas por contratenores que me gustan mucho. El Cum dederit delectis suis somnum del Nisi Dominus de Vivaldi interpretado por Scholl, muchísimo. Australian Brandenburg Orchestra dirigida por Paul Dyer.
Para comparar, Sandrine Piau y el Concerto Italiano de Rinaldo Alessandrini con el espectacular trailer de la película Home (*) de cuya existencia me advirtió Neus hace ya tiempo. Me quedo con los dos.
Conclusión: Algunos no me entran ni con calzador y como tampoco les voy a dar más oportunidades que a las coles de Bruselas, no creo que adquiera el gusto. Del resto, si cantan bien, en el peor de los casos basta con cerrar los ojos o/y prescindir del argumento.
Claro que Philippe Jaroussky, que seguramente es el paradigma de lo repelente entre los que cuestionamos el género, también me gusta con el Cum dederit que canta aquí seguido de un dúo con Manuela Kriscak, el Tecum Principium del Dixit Dominus del mismo Vivaldi, acompañado por La Grande Ecurie et la Chambre du Roy dirigida por Jean-Claude Malgoire. Al revés que otras veces, su timbre es bastante natural; naturalmente femenino, pero bueno.
Otra conclusión: Estoy hecho un lío. Con el repertorio adecuado, hasta los a veces insufribles pueden pasar. Cuestión de maridaje, puede que deba insistir hasta con las coles de Bruselas. Con una buena perdiz y tapándome la nariz mientras sea preciso.
Conclusión provisionalmente definitiva: No me gusta el registro del contratenor. Sólo lo tolero cuando todo lo demás es perfecto.
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(*) Home, de Yann Arthus-Bertrand para quien disponga de hora y media y quiera emplearla en este documental ecologista repleto de magníficas imágenes.
Con más calidad de imagen, pero en inglés, aqui
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ACTUALIZACIÓN 16 de Mayo 2011
Después de un delicioso recital, debo quitar en el título de esta página lo de «previas» y añadir un par de conclusiones más, siempre provisionales.
Scholl ha empezado el concierto con Music for a While, num 2 Z. 583 de Purcell, que ha repetido para cerrarlo en el segundo bis. La primera vez me ha gustado mucho, la segunda ha sido de otro mundo. La pianista Tamar Halperin ha estado espléndida, aquí y en toda la velada, también cuando ha interpretado sóla a Haydn y no he encontrado a faltar un acompañamiento más rico como el que le ofrece aquí la Accademia Bizantina dirigida por Stefano Montanari. De hecho, el video me parece un muy pálido reflejo de lo que se ha escuchado en el Liceo.
La primera propina ha sido Handel Oh, Lord, whose mercies numberless de Saul, para mí lo mejor de Scholl esta noche. Aquí se le puede escuchar con la Orchestra of the Age of Enlightment dirigida por Roger Norrington.
Y aunque ha habido mucho más que estos bises, incluyendo un apagón, Dowland, unas canciones tradicionales de quedarse a punto de lagrimilla y un simpático y sencillo Scholl haciendo cantar al Liceo, para una crónica como es debido, ver In Fernem Land. Yo sólo quiero añadir aquí unas penúltimas conclusiones:
1.- maac tiene razón insistiendo en que la voz del contratenor es tan natural o tan poco natural como cualquier otra. Algunos tienen timbres que me desagradan, pero tampoco me gusta el de todas las sopranos, y hoy he disfrutado de lo lindo sin la menor «interferencia».
2.- El repertorio es fundamental. Con Haydn, hoy tampoco me ha convencido Scholl. No sé si sucederá lo mismo con otros contratenores, pero lo que él borda son las melodías con pocas inflexiones y notas mantenidas. Y maravillas tradicionales como este I will give my love an apple que nos habrá descubierto a muchos, un regalo que hubiera valido la noche.
Madre mía, ¡menudo lío me he hecho! Ahora ya no sé si me gustan o no los contratenores. Quizás de vez en cuando, en una fiesta de guardar. Aunque yo la ópera barroca la escucho sin intentar implicarme en lo que pasa, que suele ser bastante absurdo, y me dejo llevar por la belleza, que también se puede encontrar en este timbre.
Me gusta que hayas captado mi jaleo. Ahora sólo me falta aprender a resumir.
Este señor es el único que no me pone de los nervios .Ahora ya lo dices tu que si lo ves con su aspecto de hombre ,americana corbata,pantalones etc no puedo resistir.
A este oirlo y basta y solo un poquito
Adiós y MUASSssss.
Ya veremos en directo que tal.
MUasssss
Sobre Julio César, qué te parece Sarah Connolly en Glyndebourne? (la que vimos de diva en Capriccio en el Met), haciendo de JC, a mi me entusiama,
se ve mal y mejor saltar al min 1.00:
está supermasculina!
A Scholl lo vería en el Liceu si le acompañara una orquesta, su mejor maridaje. Un contratenor, para mí, necesita un fondo musical muy rico para no aburrirme. Por eso está maravilloso en el cum dederit, aunque el audio se oye muy flojito.
Sandrine bien y Jaroussky me gusta menos.
Me voy a ver la peli de Bertrand, muy bella y demasiado perfecta.
Gracias!
Si después de la direccion del youtube pones, enganchadito, &start=63, el video arranca en 1:03.
Más masculina imposible y muy buena, pero ¿esos golpes de aire tan sonoros tienen un nombre técnico?
Con lo de Scholl coincides entonces con mi conclusión. Para pasar las coles mejor una perdiz. Veremos el lunes.
cuanto sabes, JL, me apunto el enganchadito.
para tecnicismos pregunta a Joaquim o Colbran, seguro que hay palabro.
espero que lo pases bien con Andreas S y las coles mejor inglesas con un buen roast beef y puré de patata, mmmm
Perdón por la pedantería que voy a soltar pero pienso que la percepción que cada uno tiene de la expresión artística es totalmente subjetiva y está por encima de cualquier catalogación, incluso va más allá de la belleza del medio de expresión empleado, todo sonido que se da en un ser humano es natural por definición y puede ponernos en conexión con lo sobrenatural, lo misterioso o lo divino sin atender a procesos lógicos.
Y ahora tres ejemplos:
Ninguna pedanteria, indiscutible, y con dos buenos apoyos y medio (con Bach no me ha gustado pese a algunos pasajes sublimes; Purcell tremendo) , pero me reafirmo en que con ese registro tan poco usual, según que repertorio, y con los ojos abiertos, es raro que en el mejor de los casos yo no sufra interferencias. Recalco el «yo».
Voy viendo que siempre me gustan con Purcell y ese barroco más primitivo, y puede que su timbre en ese caso ayude al apartarlos de lo natural o de aquello lo que estamos habituados, como si el que cantase no fuese de este mundo, lo cual hace más bonitas todavía esas piezas.
Claro que su sonido es natural, pero no frecuente ni agradable para todos, como otros sonidos naturales que emitimos y que no hace falta que te recuerde. Creo que puede ser calificado de poco natural por lo muy forzado y alejado de la voz normal, aunque también porque estamos poco habituados. Desde luego, en esto como en todo, a cada uno le pone lo que le pone sin que la lógica tenga nada que decir ni hacer, pero eso no impide que la use para analizar y defender sus gustos, eliminar prejuicios, y pasar el rato.
Vale, poco habituados me parece perfecto porque voces colocadas de forma distinta a lo que se considera normal hay para dar y vender, sin ir más lejos en la ópera todas la voces están impostadas de forma distinta a lo que se considera como habitual.
A mí, no sé si es porque llevo muchos años escuchando contratenores y estoy familiarizado con su técnica de canto, no me cuesta nada imaginármelos en papeles masculinos, más me cuesta imaginándomelos en femeninos, y es que cuando escucho un contratenor siempre pienso en que escucho a un
nhombre. Pero claro… es mi caso y no el tuyo, José Luis.Respecto a mujeres interpretando roles de castrados tampoco me cuesta desde un punto de vista sonoro, el problema es cuando se añade lo visual.
Cambiando de tema, el otro día me enteré que Christa Ludwig cuenta en sus memorias que después de interpretar Octavian recibía muchas visitas en el camerino de lesbianas emocionadas -o quizás atraídas- por su interpretación. Es una pena que estas memorias no se hayan traducido y publicado en España.
Coincido casi al pie de la letra, salvo una que te he corregido 🙂
De hecho yo empezaba diciendo (porque ya te había leido el argumento, jeje) que todo es impostación, y solo añado que aquí llevan las cosas más lejos y lo hacen más dificil: Necesitas más tiempo para familiarizarte. Y también para mí el principal escollo es el visual en las óperas, tanto si lo interpreta una mujer como si es un contratenor.
Buscando un Come scoglio por contratenor (solo he encontrado un aficionado haciendo el payaso, y mal) he dado con esto, que me ha gustado muchísmo. Es un mundo.
Respecto a Sarah Connolly es como un» caballote » canta de forma estupenda ,pero se mueve y anda (con perdón ,yque nadie se ofenda )como un caballo y esto no sirve para parecerse a un hombre No conozco a ninguno que ande de esta manera.Excusas por si alguien se lo toma mal .Perdón anticipado.
Adiós i MUASSSsssss
Tienes razón, Angels, exagera tanto para parecer un hombre que se nota demasiado que no lo es.
Pero en este caso ya le corresponde, ¿no? Yo lo que no tengo tan claro son los soplidos.
Estoy bastante espeso últimamente, qué es lo que le corresponde ¿exagerar?
Pues tienes razón, no era necesario que exagerase y no le «corresponde». Se pasa.
Tampoco me gustan los rebufos de la Conolly, pero sus pasos marciales no son tan terribles, a parte, los caballos son muy elegantes.
Lo pongo aqui porque creo que lo veras antes.Vuelve a salir la noticia cuando sale :Ancha es mi casa y es de Google Desktop.Yo he cliqado en un sitio que pone
«ocultar» pero el efecto no le dura mucho.Adiós y Muassssss
A mi, la veu de contratenor també em resulta moltes vegades desagradable (no puc fer-hi més), però el meravellós «Cum dederit…», de Vivaldi, cantat per Andreas Scholl m’ha entusiasmat. L’he escoltat, com diem a Badalona, «ple» de vegades, i m’emociona com no ho fan ni Jaroussky (que aquí també m’ha agradat molt), ni Sandrine Piau (que és la que menys m’ha agradat).
Es molt curiós com la mateixa veu que ens desagrada pot arribar a ser la preferida, també per mi la de Scholl. El repertori, aquestes musiques angelicals, tant de un altre mon com aquesta veu, tenen molt a veure. De ben segur que en maac estarà content de que poc a poc anem entrant…
“ple” de vegades… es molt maco: tantes que no hi caben més…
Mira ,no tiene nada que ver con el tema ,pero ahora me apeteceria perdiz con «farcellets» de col .Debe de hacer años que no los he comido ,En la plaza
que hay ,nada más entrar en Esplugues existía un restaurante especializado
en caza.Mira por donde con los contratenores me ha entrado el antojo de la
perdiz con coles (no de Bruselas).Buenas noches y MUASSSSssssss
Can Quirze. Hace cinco años aún existia. Caza, y lo que no es caza, se comía muy bien. Pero me has hecho caer en la cuenta de que cuando decía lo de una perdiz para acompañar las coles de Bruselas, estaba pensando en los farcellets que acompañaban a una que comí en Peratallada…
Bona nit i MUasssssss
Veo que no has echado en falta al menos una pequeña orquesta de cámara que le acompañara. Se me hacía difícil un recital de contratenor con un solo instrumento. En lunes y tan tarde. Me alegro de que la velada haya resultado tan grata.
Te tenía presente al comentar eso. El acompañamiento con piano no me gusta mucho en las canciones guerreras, pero de esas creo que no hubo más que un aria de Handel. Es impresionante como un clave o un piano y una voz pueden llenar un recinto tan grande, por cierto, para mí una prueba definitiva de la pésima acústica de L’Auditori para todo lo que no sean megaorquestas.
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