Según el jurado del premio Príncipe de Asturias, la de Cohen es «una obra literaria que ha influido en tres generaciones de todo el mundo, a través de la creación de un imaginario sentimental en el que la poesía y la música se funden en un valor inalterable» Efectivamente, muchos lo conocemos sólo por sus canciones, y hablando de ellas, hubo una época en la que parecía que Leonard Cohen ya lo había dicho todo y, sin embargo, con 74 años todavía hizo una gira que pasó por Barcelona en 2009, dicen que para recuperarse de la ruina en la que le dejó su representarse al fugarse con todo el capital. Pero aunque nunca se fué del todo, creo que su prolongado silencio previo al Various Positions de 1984 hizo que algunos le olvidásemos, y en mi caso aún tuvieron que pasar diez años hasta que la película Exótica de Atom Egoyan y el baile de una adolescente con falda tableteada al ritmo de Everybody knows volvieran a situarlo en primer plano.
Vi esta película, considerada de culto, en ¡Qué grande es el cine!, el programa de Garci, y no entendí nada de nada, aunque aún me rio al recordar como uno de los afamados críticos explicaba muy convencido que después de un tercer pase había caído en la cuenta de que dos personajes eran hermanos, cuando esa era una de las pocas cosas que me parecieron claras a la primera. Pero el impacto de esa canción me llevo a interesarme por ese nuevo Cohen y descubrir en un «Best of» canciones tan estupendas como Tower of Song, Democracy, Closing Time y Dance me to the end of love «basada en una antigua canción que los judíos cantaban en los hornos crematorios nazis, y que es la primera canción de Cohen de la que se hizo videoclip» (wiki), que sigue ahora.
o The Future, aquí en un directo para la televisión de su Canadá natal en 1993
y Take this Waltz, cuya letra es una adaptación del Pequeño vals vienés de Federico García Lorca, poeta al que admira hasta el punto de haber llamado Lorca a una de sus hijas.
És un home interessant que no sé valorar com a poeta. Un home del qual només m’agraden algunes cançons perquè les altres em sonen totes iguals. Ara estic escoltant la meravellosa «Dance me…» que has tingut l’encert de posar i m’escruixeix pensar que es cantava en els forns crematoris.
Ah! I tampoc podré oblidar mai la «Suzanne» de bellesa insuperable.
Gràcies, José Luis. Molt bé!
De poesia vaig peix total, però Cohen te lletres que em semblen molt bones. Crec que més que les cançons siguin iguals es que ell las canta amb aquesta veu tan monocorde que ho semblen, i penso que es bona part del seu atractiu per els que ens agrada. Gracies per els ànims 🙂
Si no conocías su disco «I’m your man» de 1988 es normal que te haya sorprendido esa segunda juventud que empezó con él. Me extraña que no lo conocieras porque fue el disco más vendido y más publicitado de Cohen, yo recuerdo incluso verlo cantando «First we take Manhattan», el primer single de ese disco, en el programa de José Luis Moreno. Es un disco buenísimo de arriba a abajo, sin apenas canciones que bajen el nivel, y que además renueva totalmente el sonido que hasta entonces se asociaba a Cohen, el del cantautor con guitarrita cantando canciones de amor y muerte (horrible título que él mismo utilizó en uno de sus discos de los 70).
Posteriormente sacó «The Future», que es un disco muy irregular, con canciones muy buenas pero también otras menos interesantes y después volvió al silencio y al monasterio budista de California (budista, pero no tonto: elige California y no el Tibet). Sus dos últimos discos, del 2001 y el 2004, me parecen muy poco inspirados.
Aparte de eso, tiene una obra nada despreciable como poeta y novelista. Recordemos que en Canadá fue conocido como escritor antes que como cantante, por lo que no estamos ante uno de esos casos de cantante metido a poetastro (como el insufrible Sabina) sino más bien al contrario, un poeta metido a cantante.
Además de haberle perdido la pista, por el 88 yo estaba monomaníaco con el jazz y la música brasileña. Repaso la lista de canciones de ese disco, y efectivamente, estan muchas de las más mejores.
En el próximo «(y 2)» de mañana sale precisamente las «Canciones de Amor y odio» que deduzco que detestas, pero que sigue siendo mi preferido 😉 Y es muy curioso, porque no sólo es guitarrita, pero esa es la idea que queda, y mi hermana también se sorprendió el otro dia al ver que ya entonces usaba coros y buenos acompañamientos.
Lo de su veleidad budista me decepcionó un poco, aunque no fuera tonto.
No, no, el disco «Songs of love and hate» me parece muy bueno, aunque prefiera otros. Lo que detesto es el título, por obvio y pretencioso. Me gusta más la parodia que hicieron los Talking Heads, «More songs about buildings and food».
Por cierto, se me ha ido la pinza y he dicho «amor y muerte» donde debería decir «amor y odio».
«Love and Death» es la película de Woody Allen que aquí tradujeron como «La última noche de Boris Grushenko» y que no tiene nada que ver con Cohen.
No comento nada,porque hacía unos cuantos años, que lo tenía semi olvidado ,antes de este período me gusta-
ban mucho sus canciones ,y me alegro de que haya vuelto a la vida pública.Como me inventaria el comentario, te digo adiós y MUASSSssss.
Me parece que volvió pero una vez recuperado del desfalco, dudo que se le vea mucho más. A ver si mañana concidimos en la canción que más me gusta de él. Respecto a lo de inventar, si yo hiciera como tu sacaría la mitad de páginas. O menos. 😉
MUasssss
Me gustan algunas canciones, las que pones, pero un disco entero no sé si lo aguantaría..es un poco cenizo repetitivo.
Me troncho. Espérate a mañana.