Los gigantes (1) – Fafner y Fasolt, engañados y estafados

No hay momento más trágico en la vida que cuando el hombre humilde, el que trabaja con sus manos, habiendo confiado de manera tácita los asuntos más elevados a sus próceres (a los que veneran por ser merecedores de dicha confianza, al punto de considerar que librarlos de la dureza y la monotonía de las labores más bajas es una de sus funciones primordiales), descubre por vez primera que éstos son tan corruptos, avaros, injustos y traicioneros como el que más.

George Bernard Shaw – El perfecto wagneriano

O irresponsables en el mejor de los casos, que ya se lo decía su esposa, Fricka: «Deja de soñar con ilusiones…». Hay que cumplir lo pactado y, en sus sueños de grandeza, Wotan ha olvidado este último detalle, confiando en que Dios proveería para pagar la impresionante mansión que se ha hecho construir, con intención social, eso sí: la sede del Gobierno debe imponer respeto. Pero el vicediós proveedor, Loge, dialéctico e imaginativo, es decir, un economista creativo, se desdice: el sólo había prometido encontrar una forma para escapar del embrollo. Y le propone robar el anillo a Alberic para pagar la deuda, es decir, convertirse también en un ladrón y violar la ley, haciendo pedazos el arma que había forjado para gobernar.

FASOLT: Suavemente cerraste tus ojos soñolientos, mientras nosotros dos, sin dormir, construimos la fortaleza. Trabajando duro, pero sin cansarnos nunca, amontonamos una gran cantidad de piedras: una torre alta, una puerta y una verja cubren y enclaustran la entrada del esbelto castillo ¡Brillante y luminoso bajo la luz del alba, ahí se alza lo que hemos levantado para ti: ahora, entra y páganos lo que nos debes! WOTAN: ¡Decid un precio: buena gente! ¿Qué tenéis pensado pedirme? FASOLT: Ya te exigimos antes lo que pensamos era apropiado. ¿Cómo tienes tan mala memoria? A Freia la rubia, Holda la libre, habíamos acordado que nos llevaríamos a casa WOTAN: ¿Os habéis vuelto locos con vuestro trato? Pensad en otra recompensa… ¡No puedo vender a Freia! FASOLT: ¡Ah! ¡Qué estás diciendo? ¿Estás planeando traicionarnos? ¿Traicionar nuestro acuerdo? ¿Acaso las marcas de tu lanza, garantía de un pacto sellado son para ti tan solo una broma? FAFNER: ¡Queridísimo hermano!, ¿te das cuenta del engaño, tonto? FASOLT: Tú, hijo de la luz, que eres fácil de persuadir, escucha y vete con cuidado: ¡manténte fiel a tu pacto! Lo que eres lo eres gracias a los pactos. Tienes cualidades para el poder y lo dispensas bien. Nos ganas en astucia e inteligencia, y nos obligaste a nosotros, que éramos libres, a mantener paz. Pero maldigo todo tu saber y renuncio a tu paz, si no sabes o no puedes aceptar, de manera noble y libre, cómo mantenerte fiel a un pacto. Un gigante estúpido te da este consejo; ¡Tú sabio, apréndelo de mí! 

FASOLT: Sanft schloß Schlaf dein Aug’; wir beide bauten Schlummers bar die Burg. Mächt’ger Müh’ müde nie, stauten starke Stein’ wir auf; steiler Turm, Tür und Tor, deckt und schließt im schlanken Schloß den Saal. Dort steht’s, was wir stemmten, schimmernd hell, bescheint’s der Tag: zieh nun ein, uns zahl’ den Lohn! WOTAN: Nennt, Leute, den Lohn: was dünkt euch zu bedingen? FASOLT: Bedungen ist, was tauglich uns dünkt: gemahnt es dich so matt? Freia, die Holde, Holda, die Freie, vertragen ist’s, sie tragen wir heim. WOTAN: Seid ihr bei Trost mit eurem Vertrag? Denkt auf andern Dank: Freia ist mir nicht feil. FASOLT: Was sagst du? Ha! Sinnst du Verrat? Verrat am Vertrag? Die dein Speer birgt, sind sie dir Spiel, des berat’nen Bundes Runen? FAFNER: Getreuster Bruder, merkst du Tropf nun Betrug? FASOLT: Lichtsohn du, leicht gefügter! Hör’ und hüte dich: Verträgen halte Treu’! Was du bist, bist du nur durch Verträge; bedungen ist, wohl bedacht deine Macht. Bist weiser du, als witzig wir sind, bandest uns Freie zum Frieden du: all deinem Wissen fluch’ ich, fliehe weit deinen Frieden, weißt du nicht offen, ehrlich und frei Verträgen zu wahren die Treu’! Ein dummer Riese rät dir das: Du Weiser, wiss’ es von ihm. 

Con sus aires fingidos de legislador, Wotan se retrata ante los laboriosos gigantes. Y la «buena gente» se escandaliza ante la frivolidad, cuando no desvergüenza, de los dirigentes.

Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
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6 respuestas a Los gigantes (1) – Fafner y Fasolt, engañados y estafados

  1. Miguel dijo:

    Entran en juego la «corrupción»… el «descrédito de los gobernantes»…las «promesas incumplidas»…la «manipulación dialéctica»…

  2. Miguel dijo:

    Se me olvido añadir a todo lo anterior la «burbuja inmobiliaria»…

    • José Luis dijo:

      Asquerosamente actual. Y lo que me parece de una agudeza extraordinaria es entender a los gigantes como gente sencilla escandalizada, que el siguiente paso va a ser el que es, como veremos en el próximo capítulo 🙂

  3. kalamar dijo:

    Al final Fricka va a tener razón. Y mira que me cae gorda!
    Supongo que has visto las fotos del Liceu: Rheingold en la era de la especulación y ladrillos por un tubo..me va a gustar, aunque después de la maravilla de Kupfer, nos va saber a austero.

    • José Luis dijo:

      La Fricka de Shaw tiene la razón del carretero y tampoco le cae bien a el. Creo que al que más quiere y comprende es a Wotan.

      Si el guion no lo exige, procuro no mirar antes la escena para poder asombrarme a gusto 😉

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