Cendrillon, la cenicienta de Massenet

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Por lo visto y oído, lo que se estrena el próximo viernes 20 en el Liceo es una magnífica producción de una ópera menor de Massenet, un cuento de hadas basado en La Cenicienta de Perrault con el que se va siguiendo  la costumbre de programar en Navidad obras originalmente pensadas para el público infantil. Y esta ópera, ligera y chispeante como el Champagne (o el buen Cava), resulta especialmente apropiada para estas fechas.

Cendrillon 1

Menor que Werther y Manon no quiere decir pequeña. La amable y variada música de Massenet,  la escena de Laurent Pelly y el arte de  Joyce DiDonato haciendo de Cenicienta (que aquí se llama Lucette), con Ewa Podles en la madrastra, anuncian cuando menos un muy agradable entretenimiento, en el que no faltarán algunos grandes momentos. Por ejemplo, el lamento con que se presenta la protagonista, aquí Rinat Shaham en esta misma producción: Ay, qué felices que son mis hermanas!

O la también primera intervención del Principe, un papel travestido escrito para una soprano  Falcon, “una voz intermedia entre la soprano y la mezzo, oscura y dramática”, en el Liceu a cargo de Alice Coote, pero  que también cantó la misma DiDonato en su disco Diva/Divo: Allez, laissez-moi seul.

Este papel contrasta con el del Hada madrina, todo coloratura desde el instante en que aparece compadeciéndose de Cenicienta con el Ah! Douce enfant. Esta es la interpretación de Ruth Welting, de la única grabación en CD de esta ópera, con Julius Rudel al frente de la Philarmonia Orchestra y el Ambrosian Opera Chorus. La Lucette que se escucha al final es Frederica von Stade.

Lo mejor está en la segunda parte, que podemos ver en el siguiente video con el tercer y cuarto acto de esta coproducción del Liceo, la ROH, el Teatro de la Monnaie  y la Opera de Lille, en el que, como aquí, actúan DiDonato, Podles y Coote. Especialmente destacables son la primera aria del tercer acto con que se inicia el video, Enfin, je suis ici, cuando la Cenicienta ha llegado precipitadamente del baile y nos cuenta que ha perdido su zapato, luego, y sobre todo, el dúo con su padre, Ma pauvre enfant cherie!  (14:18), ambos soñando huir a un futuro feliz, y también la escena de la boda mística propiciada por el hada madrina que cierra ese tercer acto (33:34).

Si la puesta en escena es tan buena como parece y los intérpretes no tienen un mal día, puede que salgamos pensando si esta Cendrillón no tendrá algo de cenicienta de las obras de Massenet. Léase lo que opinaba de ella el crítico mejicano Gustavo Campa en 1900, un año después de su estreno en la Opéra-Comique de Paris:

Quizás ninguno de los asuntos tratados por Massenet se adapta, como el de Cendrillon, a su temperamento y a su manera peculiar de sentir. Ya había dado el compositor una buena prueba de sus tendencias y de su tratamiento de lo maravilloso en Esclarmonde, que es una de sus obras maestras; pero ésta era, al fin y al cabo, una leyenda en la cual, el Amor—el gran excitante de la inspiración de Massenet—representaba el principal papel. Cierto es que en Cendrillon no queda ese relegado a segundo plano; pero también lo es que preponderan dos elementos bien definidos; el sobrenatural, todo fantasía y todo ensueño, y el bufo, correspondiendo a una graciosa caricatura de los maestros franceses de otro tiempo. En ambos, Massenet tiene un innegable dominio y de ahí que su obra pueda considerarse como una de las más deliciosas entre las muchas brotadas de su fecunda pluma. Si á esto se añaden los múltiples efectos producidos por una orquestación colorida con los más finos y suaves matices, timbrada con extraordinario gusto y trabajada con una sencillez que no puede disimular la experiencia y saber del compositor, é interpretada por una orquesta divina como es la de la Opera Cómica, y a mayor abundamiento, dirigida por un discreto y práctico artista como Luigini, se tendrá idea del resultado obtenido, aún sin tenerse en cuenta lo que es en este teatro la deslumbradora mise en scéne, que merecería parti-cular descripción.

CENDRILLON; ROH,

O el comentario del musicólogo y crítico Rodney Milnes

Su musical sentido del humor, al que rara vez daba rienda suelta, se halla aquí en ebullición y generosamente aderezado con el seco ingenio galo. La variedad está  garantizada por los cuatro mundos sonoros distintos conjurados para contar el cuento de hadas: el vigor y la pompa de la música de la corte, con los mejores números de baile de Massenet, prescindiendo de El Cid y del cariñoso pastiche de formas clásicas de la época de Lully y Rameau; la música para el mundo de las hadas, que combina la frescura y el gusto armónico de Mendelssohn con Richard Strauss, ambos en Re mayor; las partituras para Cendrillon y Pandolfe, en las que Massenet muestra su más ingenua economía para hacerlas coincidir con las sencillas virtudes que representan; y la música del amor, en cuyo intensamente perfumado cromatismo uno recuerda constantemente lo bien que conocía Massenet a su Wagner (como estudiante, puedo haber tocado la percusión en la orquesta de la Ópera en el famoso fiasco del Tannhäuser de 1861, y hay distintos ecos de la Bacanal en el Acto segundo de Cendrillon). El matrimonio místico del tercer acto es una de las más suculentas escenas de amor del compositor.

Escuchemos de nuevo para acabar la perla de la ópera, el dúo Ma pauvre enfant cherie!, ahora de la grabación de Rudel. Lucette es la ya citada Frederica von Stade y su padre, Pandolfo, Jules Bastin.

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DedoLa baronesa filántropa (wiki dixit) y el cómico imitador.

CENDRILLON; ROH,

CENDRILLON - Alice Coote

Di Donato

Dedo

Cuando el sabio señala la luna, el tonto se queda mirándole el dedo. Lluis Emili me señaló el dedo de ese proverbio chino, y aquí se viene por derecho propio, que tiene además circunvoluciones muy entretenidas y hasta  su media luna.

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EL POST

Casi imposible servir mejor a una ópera, y si en la orquestación de Cendrillón no interviniesen los metales, el casi sería aún más  pequeño.  Una deliciosa  puesta en escena, que apoya y subraya (literalmente) la historia y la música, y un reparto de lujo en el que, por este orden,  Annick Massis, Eva Powdles, Joyce DiDonato y Alice Coote han arrancado justamente los mayores aplausos, aunque, si Laurent Pelly hubiese asistido, probablemente la mayor ovación hubiese sido para su modélico trabajo. Respecto a la obra, no hubiese estado mal que Massenet hubiese usado un poco la tijera en los dos primeros actos. Y al volver a la realidad, una cierta incredulidad ante otro espectáculo de altísimo nivel y el deseo de que estos no sean unos últimos coletazos.

Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
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12 respuestas a Cendrillon, la cenicienta de Massenet

  1. Josep Olivé dijo:

    No puedo ahora profundizar en esta preciosa preparación, lo haré esta noche. Si constatar que ya visioné el DVD de la ROH un par o tres de veces y estoy seguro esta vez de que la opinión acerca de la puesta en escena será unánime: encantadora! No sé que tienen dos supuestas obras menores de Massanet (maravillosamente tratadas por el mismo Pelly) que me hacen especialmente feliz: ésta Cendrillon y Don Chichotte. Si además tenemos a Joyce di Donato, Podles y Annik Massis (formidable cantante cuya voz ha crecido espectacularmente haciendo el papel de hada!) pues entonces el Liceu se nos ha comportado esta vez y nos felicita la navidad como merecemos! 🙂

    • José Luis dijo:

      Capto la inclusión de Massis en los valores seguros, pero no creo que haya mucho donde profundizar aquí si ya has visto el DVD. Más valdrá que te concentres en la asignatura pendiente 🙂

  2. Qué bien. Ya tengo plan para este sábado (junto a un ballet sobre la Sinfonía Fantástica, después de los ensayos de las «Estaciones porteñas» ¡Uffff!). Qué buena pinta. NO la he escuchado ni visto nunca. No he entendido lo del dedo. Mi asignatura pendiente, la misma que la de Josep, sólo se soluciona haciendo camino (lo de andar buscando en google quita mucho tiempo (como lo de ir a trabajar, ¿recuerdas?) 😉

    • José Luis dijo:

      Esta madrugada saldrán más deberes, con un enlace a un video que con toda probabilidad conocerás, pero que, si no es así, supongo que va a pasar por delante de Cendrillon.

      Ya he visto el programa, las de Piazzolla con violin y las de Vivaldi; no sé cómo interpretar el Ufff, supongo que porque deben dar trabajo.

      A mí me costó entender lo del dedo, y tal y como lo presento, debe ser imposible. Se supone que los tontos se (nos) quedan (amos) mirando el dedo en vez de lo que señala, lo cual, aplicado a esta ópera como es el caso, sería estar hablando de bobadas como a quien se parecen la cenicienta (baronesa filántropa) y el príncipe, un humorista imitador bastante habitual, en vez de dedicar toda la atención a la misma. Solo tiene el interés de descubrir quien es la baronesa para quedarse estupefacto con el calificativo de «filántropa» que le ponen en la wiki.

      No me hace falta recordar que se ha de trabajar, porque sigo trabajando; menos, cierto es, pero todavía demasiado 🙂 La pista que saldrá dentro de unas horas no requiere Google, pero me temo que el lote purista incluye un cierto desdén (odio absoluto es más probable) por los jueguecitos 🙂

      El 16 de Marzo, Masaaki Suzuki y sus muchachos en el Miguel Delibes, ¿lo sabías?

      • Bach!!! Conozco la programación de Pucela. Me gustaría ir todas las semanas, pero me quedan unos años con muuchas obligaciones familiares diarias. No me incluyo en el lote purista, sino en el del pelotón (bien a cubierto).

    • ANY dijo:

      UNA PERSONA ASI ES JUSTAMENTE QUIEN MIRA SOLO EL DEDO!!QUE MEJOR EJEMPLO!

      • José Luis dijo:

        Hola. No sé a qué persona te refieres ni entiendo el sentido del comentario, igual es que estoy mirándome el dedo, pero con un poco de ayuda quizá podría enterarme.

  3. Josep Olivé dijo:

    Pues efectivamente, si el fin de semana la OBC nos regalaba un excepcional y emocionante concierto, también el Liceu no ha querido ser menos y esta poducción de Cendrillion es otro feliz regalo navideño. Y es que un cuento universal ha sido representado sin desviaciones colaterales, ni segundas, terceras ni enésimas lecturas, con música que alterna momentos espléndidos (tercer acto), con otros amables (cuarto acto) y otros francamente poco logrados (segundo acto, ballet), pero por encima de todo con una escenificación maravillosa. Y ha sido esa escenificación, ha sido esa manera de explicar el cuento, esa manera de visualizarlo, casi exactamente igual a como imaginábamos y como nos lo explicaron por primera vez en la cama antes de dormirnos, ha sido esa manera de hacernos ver que las hadas existen, que es posible que por una vez las cosas no tienen por qué salir mal a quién no merece que le salgan mal…Y si ese cuento además es explicado/cantado por unas voces de fantasía…entonces el Liceu, esta navidad, la ha acertado. De pleno. Un 10!

  4. kalamar dijo:

    Muy bien servida, con una Joyce mejorable. La Podles me ha emocionado, como siempre, con sus pasitos torpes y su esforzada actuación. La adoro.

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