Si no fuese porque la elección habrá sido de la discográfica y no de Abbado, estaría muy orgulloso de haber coincidido con él al escoger para el concurso del mes estos dos preciosos Liebeslieder Walzer. Así, me queda el dudoso consuelo de pensar que mi gusto es el previsible.
Canciones de amor, valses para pianoforte (y canto ad libitum). Destinados al uso doméstico, fueron escritas para cuatro voces y piano a cuatro manos, y el curioso “ad libitum” no fue cosa de Brahms sino de su editor, que trataba así de colocarlas mejor entre los compradores de música para piano, más numerosos que los capaces de reunir el fin de semana un cuarteto vocal en su hogar. Pero la música fue compuesta para cantar los poemas de una colección llamada Polydora, en la que el filósofo Georg Friedrich Daumer reunió y adaptó libremente originales populares rusos, polacos y húngaros.
Y lo cierto es que se vendieron muy bien, con lo que, pocos años después, Brahms se animó a componer unas nuevas canciones de amor, Neue Liebeslieder, op. 65, todas también con letras de la Polydora de Daumer, salvo la última, sobre un poema de Goethe. Pero el sombrío tono de las canciones de esta segunda colección no tiene nada que ver con el de las primeras, entre las que se hallan algunas de las páginas más alegres escritas por Brahms, que quedó muy satisfecho de ellas:
Debo admitir que en esta ocasión, por primera vez, he sonreído al ver una obra mía impresa. Por otro lado, me arriesgo gozosamente a que me llamen asno si nuestros Liebeslieder no agradan a unas cuantas personas.
Musicalmente, es interesante la opinión del crítico Christophe Huss:
No se subrayará nunca suficientemente el caracter fundamental de los Liebeslieder-Walzer en la comprensión de la idea de pulsación en la música de Brahms. ¡Cuántos directores aligerarían por ejemplo sus interpretaciones de la segunda sinfonía o del Réquiem alemán si se fijasen en estos dos ciclos, que de anecdóticos no tienen nada!
Interesante al menos para mí, porque me interesaría saber que se entiende exactamente por pulsación; supongo que se refiere al ritmo. Pero vamos a escuchar ya los dieciocho Liebeslieder, muy breves, sólo un par pasan de los dos minutos y la mitad no alcanzan ni uno. Aprovechando el ad libitum, y con permiso de interpretaciones tan gloriosas como la de Heather Harper, Janet Baker, Peter Pears y Thomas Hemsley, con Benjamin Britten y Claudio Arrau en los pianos, seguiremos la de una excelente grabación de los coros de Robert Shaw.
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Rede, Mädchen, allzu liebes. Im Ländler-Tempo. Dime, muchacha, mi demasiado amada.
La colección empieza con un vals vienés para una propuesta muy directa a una morena.
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Dime, muchacha, mi demasiado amada,
tú que en mi corazón, gélido,
has vertido con tu mirada
estos salvajes y ardientes sentimientos
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¿No quieres ablandar tu corazón,
quieres, como una beata,
quedarte sin los dulces placeres,
o quieres que a ti yo venga?
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Quedarse sin los dulces placeres,
no quisiera yo una pena tan amarga.
Ven entonces, tú la de los ojos negros.
Ven, cuando te saluden las estrellas.
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Am Gesteine rauscht die Flut. El oleaje ruge contra las rocas.
Cambio de tono: La fuerza del mar, menos poderosa que el amor.
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El oleaje ruge contra las rocas,
poderosamente impulsado;
quién aquí no sepa suspirar,
lo aprenderá con el amor.
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O die Frauen, o die Frauen. Oh!, las mujeres, Oh!, las mujeres.
Las mujeres, reflexiones a posteriori. Brahms sigue la broma del texto.
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Oh!, las mujeres, Oh!, las mujeres,
¡cómo incitan al placer!
¡Hace ya tiempo que me habría hecho monje,
si no fuese por las mujeres!
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Wie des Abends schöne Röte. Como el hermoso rojo del atardecer.
La primera del concurso de este mes, una fugaz delicia tan sincera y sencilla como el anhelo que expresa.
Bien «escuchados» son muy bonitos ,pero jamás en mi vida los había oído.No me esperaba estos valses , de mi amigo Brahms, siempre tan dramático. Vamos aprendiendo cosas nuevas ,lo cual es muy interesante y «estresante» 🙂 U.A.y adióoooos
Lo de «estresante», muy bien traido, ya sabes aquello de que la letra con sangre entra. 😉
¡qué cosa tan bonita!
🙂