Un año y medio después de que se viese obligada a cancelar en L’Auditori y nos quedásemos con Il Giardino Armónico, muy compuestos pero sin novia, Julia Lezhneva se presenta con la misma compañía en el Miguel Delibes de Valladolid, con un programa (casi) Tutto Händel que merecería la movilización de cualquier aficionado pudiente o a tiro de piedra.
Il Giardino Armonico de Giovanni Antonini con Julia Lezhneva
Tour «Händel en Italia» (Londres-Valladolid-Murcia-Viena-Zagreb-Halle)
Handel
Sinfonia (Agrippina)
‘Pugneran con noi le stelle’ (Rodrigo)
Concerto grosso in G minor Op 6 No 6
Saeviat tellus inter rigores
Concerto grosso in D major Op 6 No 5
‘Pensieri, voi mi tormentate’ (Agrippina)
‘Un pensiero nemico di pace’, ‘Lascia la spina’ y ‘Come nembo che fugge’ (Il Trionfo del Tempo e del Disinganno)
Geminiani
Concerto Grosso in D minor No 6, La Follia
A lo que habrá que añadir lo que Lezhneva tenga a bien regalarnos tras las ovaciones que habrá cosechado La Follia de Geminiani si Il Giardino Armonico interpreta esa gran guinda tan brillantemente como hizo en Barcelona, y, a pesar de eso, el público, todavía estupefacto ante la belleza de la voz y el canto de esta jovencísima soprano rusa, la reclama para cerrar la sesión.
Ocho meses le faltan a Lezhneva para cumplir 25 años, y desde los 17 no deja de recibir elogios y premios, el último el ECHO Klassik 2013 a la “Cantante revelación del año” por su primer disco para Decca, “Alleluia”, grabado en la Sala Pau Casals de L’Auditori en las fechas previas a aquella cancelación, con un glorioso Exultate Jubilate de Mozart y Motetes sacros de Händel, Vivaldi y Porpora. Aquí la podemos ver recogiendo el premio el pasado octubre en el Konzerthaus de Berlin, tras agradecerlo con el Lascia la spina que no podía faltar y no faltará en Valladolid.
Ahora, quienes no conozcan ya esa grabación, debieran prepararse para un fuerte impacto y estar dispuestos a pensar seriamente en asistir al concierto: Brevísimo fragmento de O nox dulcis…, una de las arias del motete Saeviat tellus inter rigores que, como todo lo programado, pertenece al período italiano de Händel.
Y, ya mordido el anzuelo, el aria completa, pura y transparente como el cristal.
Pero Lezhneva también sabe de bravuras. Por ejemplo, todavía de lo previsto para Valladolid, escúchesela en Un pensiero nemico di pace de Il Trionfo del Tempo e del Disinganno con los Trondheim Soloists.
Más material de Lezhneva cantando Handel, porque un sonido vale más que mil palabras (y más que un millón de las de algunos): Da tempesta de Julio Cesar, acompañada ahora por la Helsinki Baroque Orchestra dirigida por Aapo Häkkinen.
Y para acabar, tres fragmentos de Alessandro, con George Petrou al frente del Ensemble Armonia Atenea: Airoso Solitudine amate y Aria Aure, fonti…,
espectacular exhibición en Brilla nell’alma,
y para despedirnos con otra dosis de Händeliana felicidad, Dica il falso, dica il vero.
A todo esto, no podemos olvidarnos de Il Giardino Armónico de Giovani Antonini, que relevados por I Barrochisti de Diego Fasolis como acompañantes de Bartoli, podrían estar iniciando una interesante competencia al lado de Lezhneva, todo queda en Decca. El grupo, un indiscutido primera clase residente en el Miguel Delibes, abrirá este concierto con la Sinfonia de Agrippina, y alternará con las intervenciones de la soprano interpretando dos de los Concerti Grossi de la op. 6 de Handel, obra que grabaron en un disco con una realista e inequívocamente castellana estampa en la portada. Han escogido el Quinto y el Sexto concerto grosso; en el futuro ten(dr)emos youtube del
Séptimo Quinto
Y, como ya se ha dicho, La Follia de Geminiani para rematar una fiesta que promete. Si Lezhneva quiere hacerlo como Antonini, variando de autor pero no de época, la propina podría ser el aria In furore iustissimae irae del motete del mismo nombre de Vivaldi.
Todavía hay entradas, de 15 a 25 €, así que a volar, literalmente si es preciso, que en los low cost no dan zumo de naranja pero tampoco collejas, y en Valladolid sobran buenos zumos de otra fruta, además del mejor cordero y sus deliciosas mollejas 🙄
.
EL POST
Inenarrable. Una fiesta mayúscula, con una cantante sobrenatural acompañada por un grupo sencillamente perfecto, interpretando la ya sensacional música del joven Händel ante los privilegiados que llenábamos la Sala de Cámara del auditorio Miguel Delibes. El cambio de ubicación, “por mejor acústica… y porque no se han vendido entradas”, significaba que los cuatro o quinientos gatos reunidos para la ocasión íbamos a pasar pronto de lamentarnos un poco hipócritamente por tan escasa respuesta a felicitarnos por la suerte de poder escuchar un concierto como lo hacían los príncipes; probablemente, mejor que ellos, porque si la Sala Sinfónica tiene una acústica extraordinaria, sería raro que no hubiesen sabido lograrla para la pequeña. Aunque, puestos a pedir, el silencio de la música agradecería un sistema de ventilación absolutamente mudo.
En Paris o en Valladolid, Lezhneva vale muchas misas y el mundo musical se dividirá pronto entre Bartolinistas y Lezhnevistas, que Bartoli es un espectáculo y casi un género en sí misma, pero a esta jovencita no le puede dar clases de canto. De azul en la primera parte y de rojo en la segunda, tranquila y religiosa primero y una furia todo lo desatada que convenía luego, asombrosa de principio a fin, por arriba, por en medio y por abajo, con un timbre precioso, una voz limpísima, una expresividad insospechada, un buen gusto deslumbrante y un control increíble del torrente que gestiona. Como una voz blanca en el fragmento del Saeviat tellus, casi de mezzo al repetir el “tormentate” del aria de Agrppina, incontenible en Un pensiero numico di pace, escalofriante en sus retos con el violín, el cello, el oboe o el órgano, creativa, exquisita y emocionante desde el erizamiento de la piel hasta las lágrimas en la primera propina, un inolvidable Lascia la spina que completaba de forma muy previsible y acertada su enardecedora segunda parte con otras dos arias de Il trionfo del tempo e del Disinganno. Y para acabar de hacer inenarrable la sesión, Il Giardino Armónico, docena y media de músicos de primera categoría dirigidos de forma magistral por Giovanni Antonini, en una actuación musical y dramáticamente impecable, durante la que bastaba dirigir la mirada a un instrumento para distinguir claramente su papel, también el clave, también el laud, con un primer violín estratosférico llamado Stefano Barneschi que es un poco injusto nombrar aparte sin hacerlo con el primer violoncelo, o los oboes, o el fagot, o todas las cuerdas, que con un contrabajo, un par de cellos y la ayuda de dos violas, producían unos graves de una rotundidad admirable, y sin volver a su director, responsable del equilibrio sonoro, de la riqueza de los detalles, de inteligentes opciones dramáticas, de un estupendo programa y de uno de esos no tan frecuentes conciertos en los que no se pierde ni ripio, tampoco en las enésimas variaciones de La Folia de Geminiani, ni, desde luego, del precioso Minueto del Concerto Grosso op.6, nº 5 con que concluyó la actuación del grupo instrumental. Por eso fue justo que compartiese con Lezhneva la gloria de la tercera y última propina, la desconocida delicia acompañada por su flauta y el pizzicato de las cuerdas con que concluyó uno de los mejores conciertos que algunos recordaremos.
En Valladolid nos veremos. Gracias por usar los vídeos de Lezhneva a los que puse subtítulos.
🙄 Naturalmente, gracias a tí como a todos los que os tomáis la molestia de subir cosas a Youtube, y en tu caso, trabajadas. Por el formato, creo que no es la primera vez que pongo youtubes tuyos, y aquí estarán mientras lo permitas. Pero el viernes, ni youtubes ni subtítulos 😉
Lo permitiré siempre, los vídeos de mi canal están para ser disfrutados.
Pues el viernes, como dices, a disfrutar en directo, a ver si tenemos la oportunidad de saludarnos.
Por cierto, estuve hace pocos meses en Pamplona viendo a Lezhneva y quedé más enamorado de su arte, si cabe.
Ya ves por la foto que me parezco a muchos 🙂 A ver que tal fisonomista soy
Hoy he estado en Valladolid, pero ayer no. Una pena. Bueno, si hay que decantarse por bartolistas o Leznevistas, yo seré chaquetero: Unos días de una y otros de otra. Un saludo a tu invitado Miguel, y gracias por colgar los vídeos.
Cachís diez… Fué un concierto increíble, a ver si a Lezhneva le ha gustado el lechazo (o el Ribera, como a Gergiev) y vuelve por aquí. Desde luego, el dilema no es muy preocupante, y la verdad es que Bartoli y ella se parecen como un huevo y una castaña. No sé sí esta chica alcanzará el poder de convocatoria de la italiana, pero si no pasa nada va a ser de las más grandes.
Una mica d’enveja si que fas…
I jo que em pensava que havies anat a Valladolid per influir en el resultat del Valladolid-R Madrid per afavorir el Barça ;o)))
Motius no per una mica, per mooooolta, ja veuràs quan la sentis. I a la sortida, olor a herba (no fumada). I al dia següent, art a dojo, ja us podeu anar preparant.
No calía vindre; ho vaig resoldre amb una trucadeta. Clar que milllor no recordar el que va fer aquí el Barça…
Pingback: “Ancha es mi casa” en la casa rusa de Julia Lezhneva | Ancha es mi casa
Pingback: Концерт в Лондоне — Сайт Юлии Лежневой