Lees en el periódico un artículo sobre De Kooning (el pintor abstracto). Es ya muy anciano y debido a una enfermedad degenerativa ha perdido casi por completo la memoria y la noción misma de su identidad. Apenas reconoce a sus familiares, y ha llegado hasta a olvidarse de su propio nombre (cuando le hablan de sí mismo, de su fama como pintor, o le enseñan noticias en los periódicos acerca de su actividad artística, no se reconoce en ellas y reacciona como si se refirieran a alguien ajeno, a quien ni siquiera conoce). Sin embargo, sigue pintando durante varias horas, y, lo que es más importante, como nunca lo ha hecho hasta ahora. Sus cuadros, según sus colaboradores y los críticos más avezados de su obra, son de una hermosura y una fuerza incomparable y quienes los ven quedan profundamente conmovidos. Son la máxima expresión de su obra, y él se limita a pintar un cuadro tras otro, en apariencia sin comprender lo que hace o dar al hecho mayor trascendencia. Recuerdas, al filo de esta extraña noticia, en las últimas páginas de Tala, la novela de Thomas Bernhard que acabas de leer, los pensamientos del viejo actor. Su defensa de los ancianos, su concepción del arte como esa conquista de la naturalidad. Adentrarse en el bosque, en lo más escondido. Vivir en una cabaña, como hacía Wittgenstein. Habitar en los dominios del que no tiene cabeza, del que, a la manera del carpintero, del leñador, nada quiere sino esa relación elemental con lo que hace. Que la comida sepa de verdad a comida, que la madera huela a resina, que los colores se extiendan sobre el lienzo como lentas floraciones de líquenes.
Gustavo Martín Garzo – El cuarto de al lado
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Se debate mucho sobre la relevancia y significado de sus últimas pinturas, que se hicieron claras, casi gráficas, aunque seguían aludiendo a las líneas biomorfas de sus primeras obras. Algunos dicen que su estado mental e intentos de recuperarse de una vida de alcoholismo lo habían incapacitado para consumar la maestría que apuntaban sus obras tempranas, mientras que otros ven en sus últimas obras el precedente de los pintores de los años noventa de líneas claras, y con una relación directa con pintores contemporáneos tales como Brice Marden. Otros que conocieron a de Kooning personalmente señalan que sus últimas pinturas se las quitaron y las vendieron antes de que pudiera acabarlas. (Wiki)

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Acerca de José Luis
Las apariencias no engañan
Al final, la sabiduría de la extrema sencillez. Qué mejor manera de irse. Y qué bien lo expresa Martín Garzo.
No tengo ni idea de pintura, y me gustan más los primeros cuadros de este artista que los últimos, pero la explicación de Martin Garzo me pareció extraordinaria también a mí.
No lo sé ,pero pienso que estas pinturas ,acabadas o no ,nos dicen algo; pero sin entender ni un poco,diré que las primeras me gustan .En pintura me dejo llevar ,por el impacto que me producen y repito de las primeras ,!ya me puedes regalar alguna para mi aniversario! Gracias anticipadas
U.A.y adióooooos 🙂
Me has adivinado la intención aunque me temo que se quedará en intención. Pero coincidimos en el gusto. 😀