Pescadito irrumpe en el comedor para preguntarte quien es Júpiter. “El rey de los dioses”, le dices. Y añades que el papel que cumplía entre los romanos era el mismo que el de Zeus entre los griegos y el de Odín entre los escandinavos (le dices esto último porque estas noches habéis estado leyendo la historia de Sigfrido y de los Nibelungos). “¡Ah! -exclama-, Dios, que le llamamos aquí en Valladolid.”