No sé si Perianes todavía necesitaba o merecía a esas alturas tantos peros, pero las explicaciones de Barenboim a su alumno andaluz son alucinantes. Resulta increíble la cantidad de cosas que se esconden (o se pueden encontrar) en la música, y la consiguiente complejidad y dificultad, más allá del oficio, de una buena interpretación. Cabe incluso preguntarse si no se estará rizando un poco el rizo. ¿No basta con dominar la técnica y tocar con el corazón? El mío y mis ganas dicen que sí, pero juraría que la respuesta es no. En cualquier caso, Barenboim, que nunca me ha resultado muy simpático, gana puntos cuando se manifiesta tan atraído como cualquiera por la cuestión básica (31:13)
No puedo explicar por qué ciertos sonidos o sus combinaciones nos provocan una respuesta emocional… No lo sé, pero es un tema fascinante
Y en su penúltima alocución (44:44)
Lo paradójico es que la música absoluta sólo se expresa a sí misma a través del sonido. Ópera y canciones son otra cosa. Pensemos en las sonatas de Beethoven. Sólo se expresan a través del sonido. Pero obviamente tienen un contenido. No es simple sonido. El problema es que dicho sonido no puede ser articulado realmente de modo objetivo, racional y científico, con palabras. Si fuera posible articularlo de modo racional y científico, la música sería innecesaria. Pero el hecho de que una tal articulación no sea posible, no significa que no haya contenido. Y por tanto, la cuestión es: ¿Cuál es ese contenido y cómo lo concebimos? Así que cualquier cosa que digamos al respecto se referirá más a las reacciones y sentimientos que nos suscita la música que a la música en sí misma. Porque la música solo puede realmente hablar a través del sonido.
Lo único verdaderamente obvio, es que la música tiene que ver con la condición humana. Y la música posee todo de lo que un gran ser humano es capaz, en cuanto a pensamiento, a sentimiento e intuición, en cuanto a temperamento y carácter. Todos y cada uno de los atributos del ser humano están en esta música. Probablemente en cualquier música. Pero en ésta puede que más que en otras.
Penúltima, porque la última es con el piano, con el Moderato cantábile de la Sonata nº 31, op. 110 de Beethoven, el tema de esa clase magistral que dura tres cuartos de hora y pasa en un minuto.
Cuando a uno se le van agotando las vacaciones siempre busca subterfugios para justificar una deseable vuelta a casa. Y como desde donde estoy me es del todo imposible visionar el youtube que nos pasas hoy, pues ya tengo una buena razón/aliciente para volver. Solo espero que para el sábado aún esté el youtube activo, porque no me lo pienso perder por nada. Este post debe ser brutal, y seré tu pesadilla (light) si no logro visionar el youtube… 🙂 🙂 🙂
Debe llevar mucho tiempo, no lo van a quitar ahora. Los comentarios generales son los que he transcrito; lo otro, las enseñanzas a Perianes sobre esa sonata, me dejaron patidifuso. A partir de ahora escucharé los conciertos de rodillas.
Pues visto…dos veces, por si se me había perdido alguna palabra, alguna frase…La música y su ejecución explicada de manera magistral…Te lo explican de esta manera y uno ya oye la misma obra de otra forma, y esta atento a cosas que es muy dificil captarlas si no te guía un maestro, como es el caso.
La cuestión es que una de mis actividades de este verano ha sido repasar la colección íntegra de las sonatas de Beethoven. En total 32. Cada una de ellas escuchadas incluso por distintos intérpretes. No es la primera vez que lo hago, ni va a ser la última. Hay mucha música, un mundo sonoro enorme. Decía Schubert que él era un rio, y Beethoven un mar. Yo creo que en ambos casos se quedaba muy corto. Las sonatas beethovenianas son mucho más que un mar: son el agua misma. Inagotables.
Pues me alegro de que te haya servido de guinda al pastel. Como ya he comentado, lo que me ha impresionado más es la cantidad de variables con que se construye una interpretación, y toda la reflexión y el trabajo que debe haber tras cada una de esos regalos que nos hacen los músicos y que los ignorantes escuchamos pensando que les salen así de bien porque se dejan llevar, como los pajarillos.
No he visto el documental aún y suscribo todas las palabras de Josep, incluidos los monigotes esos del final con la nariz para un lado…
Pues nada, ya veo que lo he anunciado bien. Y sigue un monigote con ojos en punto y coma (guiño) y un paréntesis (sonrisa) . Por cierto, a los de JO no les veo la nariz por ningún lado.
.És una sort que hi hagi aquests youtubes i que un missatger angelical els porti.
És brutal la quantitat de matisos que es poden introduir a partir de la partitura: els tempos, les intensitats o suavitats en tocar les tecles, els silencis,.. Això és el que fa que una peça que «ens la sabem de memòria» ens agradi més o menys segons noves interpretacions. Al Medici vaig veure l’Andras Schiff fent una masterclass amb la Partita nº 2 de Bach i era molt interessant. Ara jo m’atabalaria molt si em fessin una classe així…
El mateix em va impressionar a mi, la brutalitat de coses que es poden variar i de les que depèn el resultat. Pel que fa al missatger, «Angelet» val com a ironia, però que em diguin angelical… m’ho hauré de fer mirar 😀
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