Entre 1915 y 1917, Stravinsky compuso dos pequeñas colecciones de tres y cinco «piezas fáciles» para piano a cuatro manos con la intención de que sirviesen para el aprendizaje de los estudiantes de piano, incluido el de sus propios hijos. Cuando su amigo André Gide las recibió e intentó tocarlas con un joven estudiante, se encontró con que Stravinsky no había incluido ejercicios para ensayarlas y ayudar a que los dos intérpretes se coordinasen. Y se lamentaba: “Encuentras tu sitio justo cuando has perdido al niño, o el niño pierde su sitio…”
Con lo que Stravinsky decidió olvidarse de aficionados y niños y publicarlas a todo color en forma de suite.
La suite, la suite, mucho mejor la suite orquestal. La versión de cuatro manos al piano hasta se padece junto con los ejecutantes. Jolin, todo hace pensar que estan pasando un mal rato.
Totalmente de acuerdo, del sufrimiento al divertimento
Lo mismo digo. La orquestación es tan perfecta que cuesta pensar que Stravinsky no hubiera concebido la obra originalmente para orquesta. Está bien la anécdota de Gide. Mi opinión es que Gide era un gran escritor, un escritor extraordinario, pero no era un genio, como sí lo era Stravinsky. «Conponme una cosilla fácil, anda». A lo que el otro responde: «Te vas a enterar…»
El «anda» de la petición de Gide, es definitivo. 😀
!!que ánimos ,el resultado: un rollo!! U.A.y ^:C y adióooos
BLA BLA BLA >:C
!! VAYA que no hay manera 🙂 🙂 🙂
Sí que hay manera, aunque lo único que entiendo son los monigotes 😀