Fue como recuperar de pronto las viejas fotos de familia y reconocer la madre, la abuela, los primos… Me dolía la injusta valoración por parte de la mal llamada progresía intelectual de la canción andaluza. Denominación franquista de origen, de charanga y pandereta, española, etcétera. Términos absolutamente injustos e ignorantes hacia un arte que tenía las raíces más profundas en el pueblo andaluz y la orientación en la Generación del 27. Sin Lorca nunca se hubiera dado Rafael de León. Como sin Falla tampoco el maestro Quiroga Por eso dije que me sentía mas cerca del pasodoble que de un rock and roll. Para darles caña a los progres de vía estrecha. Las primeras coplas se escribieron antes incluso de la República y fueron cantadas por todos, a pesar de la ideologías.
Carlos Cano
Como muchos, Carlos Cano las escuchó a su abuela y a su madre desde la cuna. Como muy pocos, admiró sin prejuicios la belleza de esas canciones y las cantó con una perfección y naturalidad inigualables. Hoy es un tópico afirmar que rescató y llevó la copla a su cima, un tópico tan incuestionable como la calidad de sus propias composiciones: Habaneras de Cádiz, tangos de madres locas, bolerazos desesperados, y, desde luego, un pasodoble en el que combinó la copla con su hermano portugués, el fado, en una de sus más estupendas, aplaudidas y representativas creaciones, María La portuguesa.
La canción encabezaba el álbum Quédate con la copla de 1987, con composiciones propias y ajenas tan famosas hoy en su interpretación como la Alacena de las monjas y la Falsa monea. En todas, con unos arreglos sustentados en las populares y características bandurrias, se hallaba la proverbial calidez y limpieza de la voz de Carlos Cano, la sencillez y la hondura de su sentimiento. Pero María La Portuguesa era tan buena que parecía como si ya la conociésemos, como si Cano hubiese recuperado una canción perdida en la memoria, una de esas coplas de toda la vida, que es lo que ha acabado siendo.
Desde Ayamonte hasta Faro… Según el alcalde onubense, las visitas a su ciudad se multiplicaron a raíz de la cita de la canción. Pero la identidad de María La Portuguesa sigue siendo desconocida. Apareció en Ayamonte, en el entierro de Juan Flores, un pescador que el 5 de Enero de 1985 moría en Castro Marim, en el distrito de Faro, a consecuencia de los disparos que un guarda portugués dijo haber hecho al aire -a dos metros de distancia- al sorprenderle con cinco kilos de langostinos “ilegales”. Se la fotografió con una corona de flores al lado del féretro. Nadie sabía quién era, ni qué relación tenía con el pescador. Sólo saben que se llamaba María. Cuentan que, después de haber pasado la noche velando el cadáver, la familia le impidió embarcar con ellos en el transbordador que une Castro Marim y Ayamonte, único medio de transporte entre ambas ciudades. Pero cuando llegaron, ella ya estaba allí. Luego desapareció. Y nació la leyenda que inspiró a Carlos Cano.
Hay y habrá muchas versiones de esta estupendísima canción, seguramente no habrá intérprete del género que no la incluya en su repertorio. Pasión Vega, Martirio, Silvia Pérez Cruz… pero si hay dos imprescindibles son las que el propio Carlos Cano compartió, una con su amiga Maria Dolores Pradera…
… y la otra con Amalia Rodrigues, que había hecho en Portugal con el fado lo que él aquí con la copla. Con ellos, María La Portuguesa se ha incorporado a la memoria sentimental de ambos paises.
Me gustaba mucho todo lo que cantaba Carlos Cano. Era una voz distinta, singular, y a la vez preciosa, que proporcionaba, a canciones ya conocidas, un aire nuevo con la que escucharlas con un aliciente renovado. Poseía ese timbre en la voz, ese poso en las palabras que entonaba, que captaba mi atención, en ocasiones hasta embelesada, cantara lo que cantara, contara lo que contara. Y siempre me pareció un gran tipo. Absolutamente de fiar.
Muy bien dicho. 😉 Y a lo mejor no conoces esta joya
A mí me encanta María Dolores Pradera…. Carlos Cano también, pero mi ídolo es ella.
Besos!
Carlos Cano tuvo a su favor la ventaja de aparecer; Pradera ha estado siempre. En todo caso, aquí es muy apropiado decir que se quiere igual a mamá y a papá.
Repito lo que dice Josep ,que podía cantar lo que quisiera ,porque todo lo hacía bien 🙂 🙂
U.A.y adióoooos
Y yo repito que muy bien dicho. Le vi una vez, en el Tívoli, y, como todos los buenos, mejor aún en directo.