
Muerte de Cleopatra (Regnault, 1796)
Cleopatras clásicas y románticas, la primera, La Cleopatra de Cimarosa, con libreto en italiano de Ferdinando Moretti, una trama mínima para una breve ópera encargada por la reina Catalina II de Rusia y que se estrenó en el Palacio de Invierno de L’Hermitage de San Petersburgo en 1789. El Cherubino de Las bodas de Fígaro de Mozart, de tres años antes, ronda con bastante menos gracia en esta Marcha
pero también hay algo del Cosí fan tutte, un año posterior, en el cuarteto Sento in sì dolce istante que se escucha al final de la ópera de Cimarosa.
El principal competidor de Rossini, no fue Donizetti, ni tampoco Bellini, sino Giovani Pacini, un prolífico compositor de origen toscano que, al inicio de su larga carrera, después de colaborar con Rossini en Matilde di Shabran y mientras mantenía un idilio con la Princesa Pauline Borghese, hermana de Napoleón, contribuyó al enriquecimiento musical de Cleopatra con Cesare in Egitto, presentada con gran éxito en Roma en 1821. De ella podemos escuchar la Cleopatra que interpreta Annick Massis en el trío O bel lampo lusinghero, un canto en el que todavía es más importante la coloratura que la melodía, algo que pronto se encargaría de cambiar Pacini en el contexto de la profunda transformación de la ópera italiana que emprendió junto a Mercadante, Donizetti, Bellini, y otros contemporáneos
Cinco años después, en 1826, Schubert, que a los dieciocho años ya había compuesto una docena de canciones de taberna y que con el paso del tiempo iba volviendo al género de forma cada vez más melancólica, retomó el espíritu enólico poniendo música a los versos que un muchacho canta en el banquete que Pompeyo ofrece a Marco Antonio, Octavio, Cesar y Lépido en una escena de Antonio y Cleopatra de Shakespeare:
Come, thou monarch of the vine,
Plumpy Bacchus with pink eyne!
In thy fats our cares be drown’d,
With thy grapes our hairs be crown’d:
Cup us, till the world go round,
Cup us, till the world go round!
Cleopatra no aparece en la canción Bacchus, feister Fürst des Weins, pero sí al completar el título: Canción de taberna (Trinklied) D. 888 (de Antonio y Cleopatra de Shakespeare). En cualquier caso, vale la pena dedicar un minuto a este alegre Dietrich Fischer-Dieskau y ver cómo Schubert representa musicalmente esa clase de alegría.
Bacchus, feister Fürst des Weins, / Baco, príncipe repleto de vino,
Komm mit Augen hellen Scheins, / Ven con tus brillantes ojos,
Uns’re Sorg’ ersäuf’ dein Faß, / Que nuestros problemas se ahoguen en el tonel,
Und dein Laub uns krönen laß. / Y que tus hojas nos coronen.
Füll’ uns, bis die Welt sich dreht! / ¡Llenémonos, hasta que el mundo de vueltas!
Todo lo contrario de La muerte de Cleopatra, la tercera de las cantatas que Berlioz compuso en 1829 tratando de ganar con ella, sin lograrlo, el prestigioso Premio de Roma. Sobre el texto propuesto de Pierre-Ange Vieillard, con Cleopatra como única protagonista y todo el dramatismo de sus pensamientos tras hacerse morder por el áspid que escuchamos con el telón de fondo de los últimos latidos de su corazón.
La soprano de esta interpretación era Veronique Gens. En el extraordinario documento que sigue con esta ”escena lírica”, como la llamaba Berlioz, completa, Cleopatra es Gwyneth Jones, con la Orchestra Sinfonica di Roma della RAI dirigida por Thomas Schippers.
Y para acabar este capítulo, la última Cleopatra del siglo XIX que merece y puede ser escuchada y en este caso, hasta vista, es la de Lauro Rossi, de 1876, con textos del libretista Marco D’Arienzo. Se trata de uno de los mayores éxitos de este autor, que tiene también en su curriculum el haber sido uno de los invitados por Verdi para participar en la composición de una Misa de Réquiem en honor de Rossini. A esa ópera pertenece la preciosa aria, Io de’ venti vorrei l’audace volo en la que Cleopatra, aquí Dimitra Theodossiou se dirige a la estatua de Antonio, deseando poder llegar a él como hace el viento.
Dió que hablar Cleopatra. Mejor que no coincidiera en nuestra época, porque en lugar de compositores se cuidarian de ella todas las telebasuras. Y Cimarosa es de los buenos de por entonces. No es Mozart, acabáramos, pero “Il matrimonio secreto” es muy buena ópera.
Hubiese tenido un canal exclusivo.
Un poco ovejuno, no sé si lo exige el guión -D
😀
Buena serie de Cléopatras. Veo, como tú, algo de Cherubino en la marcha y también de Così fan tutte en Cimarosa. Respecto a Schubert, lo de “eso lo compuso en una tarde”, sería un eufemismo, ¿verdad?. Veronique Gens deja un listón muuuy alto, a la altura ( o por encima) de grandes divas históricas en todo Berlioz que toca. ¡Gracías, José Luis!
Gracias a tí por dedicar tu atención a estos trabajillos. No entiendo por donde vas con lo de Schubert.
Quiero decir que no le hizo falta una tarde, sino un par de minutos para esbozarlo y otro par de ellos para escribirlo, tal vez tres.
No lo sabía. O sea que el eufemismo sería por exceso. La verdad es que tampoco hay toneladas de música.
Que bona la Cleopatra de la Gens i que modern Berlioz!
Gràcies JL
Si passa Enrique per aquí, segur que guanyaràs punts en la seva estimació 😀
De res.
Potser t’interesi aquest apunt.
https://conciertoseneldelibes.wordpress.com/2014/10/14/berlioz-la-muerte-de-cleopatra/
Al final hi ha un enllaç a unes Notes al programa de Enrique