



«De todos mis hijos éste [Fidelio] es el que me ha dado más preocupaciones; quizás por ello resulte ser el más querido».
Pocas obras habrán costado tanto trabajo a nadie como el que le supuso Fidelio a Beethoven, quien tampoco componía con la facilidad de Mozart, de modo que, por una vez, podría ser cierta la afirmación que el nada fiable Anton Schindler puso en su boca. Nada menos que diez años anduvo a vueltas con su única ópera, en cuyo cuaderno de apuntes hay 18 versiones del aria de Leonora Komm, Hoffnung («Ven, esperanza»). Y para ella compuso hasta cuatro oberturas distintas, con mucho en común pero también con tantas y tan importantes diferencias que pueden escucharse de forma consecutiva sin resultar reiterativas, y de hecho, así se interpretan en algunas ocasiones desde que Mendelssohn se atrevió a hacerlo en 1840.
Beethoven siempre quiso que la ópera llevase el nombre de su heroína, Leonora, clara protagonista y objeto de su inspiración, y así constaba en la primera partitura: Leonore, oder Der Triumph der ehelichen Liebe (“Leonora, o el triunfo del amor conyugal”). Fueron los productores quienes, por distinguirla de la Leonora de Ferdinand Paër, impusieron el título de Fidelio ya en el estreno de la primera versión, pero, respecto a las oberturas, la convención es reservar ese título únicamente para la de la versión definitiva de la ópera. Hay, así pues, tres oberturas de Leonora y una de Fidelio, que sería la Leonora nº 4. Pero la numeración de las tres primeras arrastra un error, pues la catalogada como nº1, escrita para una representación en Praga que nunca tuvo lugar, no fue la primera en ser compuesta sino la tercera. De modo que el orden real sería Leonora 2, 3, 1, y Fidelio (o Leonora 4). Y en ese orden podemos escucharlas ahora a la Chamber Orchestra of Europe que Harnoncourt dirigió en 1966 una grabación para Teldec, una de sus espectaculares y particulares interpretaciones, con unas maderas y vientos muy llamativos y cercanos a sus trabajos en el barroco.
Leonora nº 2
Primer intento, para el estreno de la ópera en 1805 en el Theater an der Wien, ante unos cuantos amigos y un puñado de soldados de las tropas napoleónicas que acababan de ocupar Viena. En palabras de Phillip Huscher demasiada música para su misión, que, después de todo, era simplemente acallar al público, levantar el telón, y preparar la escena para el drama que seguía. En vez de eso, la obertura de Beethoven es un drama por sí mismo, y un poderoso drama, lleno de música magnífica. Y cualquiera que conozca el argumento de la ópera podrá identificar a Florestán en la cárcel, recordando su amada Leonora, enardeciéndose y viendo luego como sus esperanzas se ven cumplidas cuando las trompetas anuncian que Leonora (haciéndose pasar por un guardián de nombre Fidelio) ha logrado su liberación.
Leonora nº 3
Ante el fracaso obtenido, Beethoven revisa la ópera aligerando especialmente la primera parte pero reincide con una nueva obertura de la misma o mayor intensidad dramática. Aunque la ópera, presentada un año después, tampoco triunfa, su obertura tiene calidad más que suficiente para existir de forma autónoma, y será la más escuchada y aplaudida así.
Leonora nº 1
Escrita para un frustrado reestreno en Praga, se descubrió tardíamente y por eso tiene su propio numero de opus, el 138, mientras que las otras tres fueron publicadas conjuntamente con el mismo número de la ópera, el 72. Con mucho, la más distinta y menos interesante de las cuatro.
Fidelio (Leonora nº 4)
Casi diez años después, en 1814, se estrena en el Kärntnertortheater de Viena, la que sería la versión definitiva de Fidelio y la nueva obertura que se quedará con su título. Con nuevo material, es más breve y menos ambiciosa, pero la más adecuada a su función. La ópera, finalmente, triunfa, y con esa obertura es como sigue presentándose hoy…
…aunque no son pocos los directores que intercalan la Leonora nº 3 entre las dos escenas del segundo acto, donde, a modo de recapitulación, funciona estupendamente; igual que espero funcione ahora acabar escuchando a las cuatro Leonoras que encabezan este apunte Komm, Hoffnung, aquella aria en la que tanto trabajó Beethoven:
Christa Ludwig, 1963
Gwyneth Jones, 1970
Eva Marton, 1981
Waltraud Meier, 2006
Curiosa ópera ésta: gusta muchísimo a los que asisten habitualmente a conciertos, y es por ello que se interpreta en muchas ocasiones en forma de concierto en temporadas de orquestas sinfónicas, y sin embargo nunca ha convencido del todo a los amantes de la ópera, que si además lo son exclusivamente de la ópera italiana entonces no solo no convence si no que no gusta. Que quede claro que generalizo. Pero siempre queda un grupito, un reducto raro de gente en que por la mañana pueden ir a un gran concierto y por la tarde a una gran función de òpera y se lo pasan en grande en ambos sitios. No quiero señalar a nadie que esta muy feo. Para este grupito Fidelio és una gran ópera con la que disfruta de su parte musical y con la que mantiene dudas razonables acerca de su potencial dramático, irregular y no siempre óptimo. Como estas dudas también las debía tener Mahler, para la segunda parte se sacó de la manga el intercalar entre escenas la interpretación de Leonora 3, práctica esta que ha sido asumida por incontables directores hasta el día de hoy, y lo que en cualquier otra ópera seria muy poco adecuado por la caída de tensión dramática que proporcionaría tan larga obertura en este pasa a ser todo lo contrario: es Leonora 3 quien tensa la acción sin mediar recitativo, ni ária, ni concertante alguno en un momento en que Beethoven conectaba, sin demasiada convicción ni pericia dramática, la truculenta escena de la fosa con un final feliz un tanto forzado. Y bien, claro, muy al principio de la ópera Beethoven nos regala esto y entonces qué importa lo demás?
simplement, preciós!!!
Me sumo a Anneg (per cert: queden poques hores per el primer quesesto de la temporada…). 😀
Me parece a mí que Fidelio es una de las óperas que más se resienten con una puesta en escena mediocre, es muy vulnerable en ese sentido.
Ya sabía que coincidía en lo so wunderbar con uno de esos tipos raros. Y el youtube que elegí para la ocasión tampoco era manco.