Anda estos días el rio revuelto con el asunto de las herencias, por las que se pagan muchos impuestos en algunas comunidades y bastante más en unas que en otras, lo que parece soliviantar particularmente al personal. Suficiente herencia es haber nacido donde puede haber algo que heredar, empezando por una buena educación, pero también es cierto que tratar de ayudar económicamente a los hijos es hoy un motor vital común. Pero si se reclama la igualdad fiscal entre todos los españoles, es que el deseo de autonomía no va mucho más allá de un himno y un equipo propio en primera división, sobre todo cuando tercia el poder de don Dinero. Que, por cierto, ese poder sí que es una dura herencia recibida.