Un minuto de silencio para López Cobos

Los minutos de silencio raras veces duran un minuto y casi nunca son silenciosos, no ya porque el energúmeno de turno los rompa con cualquier barbaridad, sino porque quien los propone parece temer el silencio y lo sustituye por El cant dels ocells (una canción de cuna) o alguna cosa de Morricone. Pero en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid, sede de la Orquesta de Castilla y León de la que López Cobos ha sido alma mater y director emérito, el público, espontáneamente puesto en pie, ha guardado hoy un minuto de silencio verdadero y completo para honrar su memoria, un minuto de emoción verdadera sin necesidad de ayudas musicales. O, mejor dicho, con lo más emocionante de la música, el silencio que dejan sus notas, como el recuerdo que deja una vida. Descansa en paz, querido director.