Este cuadro parece hecho a propósito para ilustrar el fragmento musical en cuestión, sobre todo si sustituimos la gente de la cima del acantilado por un jinete para que case exactamente con el título que le puso su autor. Pero tiene otro, abreviado, perfecto para la película que se forma con estos otros magníficos cuadros de Aivazovsky, pintor especializado en marinas con olas de una maravillosa luminosidad y transparencia.