Tesoros son muchos de los tríos de Haydn y si los de piano no son obras ocultas sino capitales para los aficionados a la música de cámara, también es verdad que los restantes son mucho menos conocidos y apreciados de lo que merecen. Esto es particularmente cierto cuando el instrumento principal tampoco es el violín, como sucede con los tríos “London” para dos flautas y cello que Haydn, aprovechando la creciente popularidad de la flauta, compuso durante su segunda visita a Inglaterra. No fueron redescubiertos hasta bien entrado el siglo XX y seguramente no supusieron para Haydn mucho más que un juego, pero su encanto no es gratuito: Escúchese el Finale (Vivace) del nº1, en la versión para una sola flauta, con violín y cello, una formación más habitual y para la que compuso también Haydn: Dos prodigiosos minutos de plenitud, equilibrio y alegría, dignos del mismísimo… Haydn. Y un respiro en tiempos de cólera.
Precioso! Bellísimo sonido el de la flauta travesera!
Verdad que sí?