Antes de que Youtube se inundará de gatos de todos los pelajes y virtudes, el reconocido documentalista Chris Marker había filmado a su gato, Guillaume-en-Egypte, escuchando música recostado sobre un teclado: “Le encanta Ravel (a todos los gatos les gusta) pero él está especialmente enamorado de Mompou. Ese día (un precioso día soleado, recuerdo) puse el CD con el Volumen I de la integral ‘Mompou por Mompou” para complacerle…”
Gato escuchando música. Chris Marker, 1990
La pieza que escucha el animalito, Impresiones íntimas: no. 5, Pájaro triste, es una buena representante de la “música silenciosa” de Mompou, tan mínima como la de Satie pero más soñadora y caprichosa, es decir, perfecta para la siesta de un gato. Pero también para la de cualquier humano bien predispuesto: Basta con dar al play y cerrar los ojos.
…y con lo finos de oido que van los animalitos! Madre mía, deben oír todos los armónicos que nosotros ni podemos soñar…
PD: así quedo yo también con Mompou….en casa bien, muy bien, pero en una sala de conciertos…. 🙂
Muy bien visto lo uno, no había caido y muy bien reconocido lo otro, no he tenido ocasión pero debe ser así. Claro que hay gente para todo:
Pues en más de un concierto una camita de esas… 🙂
Es que la vida del oidor de conciertos es dura y agotadora…
…y no sabes el «sacrificio» que supone…buff…o sí… :-)…