Información sobre la COVID-19 dirigida a profesionales, larga y densa, pero de la que todos podemos aprender algo, por ejemplo, descubrir la complejidad y el rigor del trabajo y la investigación clínica. Debe advertirse que la ponencia del Dr. Barberán, un internista e infectólogo de primer nivel, es de antes de ayer, y por eso se dice que han dejado de practicar PCR para confirmar diagnóstico por indicación del ministerio de Sanidad. Y para los que se atrevan no siendo del ramo, advertir que esa PCR tan popular ahora es una sofisticada técnica analítica, la «Reacción en Cadena de la Polimerasa» (Polimerase Chain reaction, PCR), pero que hay otra PCR, la «Proteína C reactiva» que el hígado fabrica y aumenta en la sangre cuando se produce una inflamación, y de la que también se habla aquí indistintamente, pues el contexto permite a los profesionales diferenciar claramente esas dos PCR que sólo comparten la sigla.
A partir de 37.50 son preguntas y respuestas, relativamente más asequibles, que empiezan con una humilde y generosa asunción de culpas (con la que estaría más de acuerdo si, por lo que a su colectivo se refiere, hablase de errores y no de culpas). No debe extrañar que el ponente responda tantas veces “no lo sé”. Las hipotéticas situaciones son casi infinitas y la ciencia médica, como todas las verdaderas ciencias, no vende humo ni especulaciones no confirmadas. Y en 59:32, vale la pena escuchar las emocionadas y emocionantes palabras del Dr. Barberán.
Para los que prefieran (o necesiten después de esto) un poco de entretenimiento, el espectáculo que Le cirque du soleil pusó ayer a disposición de todos.
Bueno, lógicamente me pierdo, y si para el Dr. Barberán este virus aún esta lleno de incógnitas… De todas maneras la charla-conferencia da una idea de la complejidad enorme de luchar contra una nueva epidemia sin antecedentes. El turno de preguntas también era muy técnico y sorprende la naturalidad con que el doctor responde que no sabe la contestación, lo cual da una idea positiva de sinceridad (y sabiduría!), no lanzando suposiciones sin base o respuestas gratuitas de cara a la galería, tan frecuentes en el mundo de la política. Y sí, emocionante final, coincidiendo con las ocho de la noche. Me ha servido de mucho.
Pues me alegro mucho, esas tres cosas son las que me empujaron a poner aquí algo por lo demás tan técnico. Lástima que la seriedad y humildad de la ciencia ni siquiera se intente imitar en otros terrenos, incluso en el del pensamiento. El otro día me llegó un video de una doctora del pais vasco muy seria que minimizaba el problema comparandolo con la muerte por hambre en el mundo y acababa en la misma linea que un filosofo italiano que, en una entrevista de Le monde, despues de haber dicho hace unas semanas que todo era un cuento, ahora aseguraba que lo están aprovechando y amplificando como un experimento para dominar a la población, para limitarnos la libertad. Nauseabundos.
….y corre por las redes un vídeo de un individuo, de esos talibanes de lo natural, que se alegra de respirar el aire por fin limpio y que antes de explicar unos ejercicios de respiración suelta un sonriente: «¡Bendito virus!» Pues ojalá lo pille y no lo suelte, ya que lo quiere tanto!
Seguro que siempre ha habido imbéciles, pero nunca se les ha oido tanto. Qué cruz.