A estas alturas, todavía hay periodistas que creen (y divulgan) que las mascarillas sencillas (las higiénicas de los supermercados y las quirúrgicas), protegen a quien las lleva, cuando en realidad filtran la salida pero no la entrada, y evitan contagiar pero no ser contagiados. Lo cual pone de manifiesto uno de los mayores desastres claramente imputables a nuestros gobernantes, una política informativa concentrada en defender su gestión y hacer la pelota a los confinados pero absolutamente miserable por lo que hace a la protección de la salud.
A estas alturas, cuando ya se ha confirmado que las mascarillas no fueron inmediatamente obligatorias porque no teníamos (tal como, de hecho, dejó ir el ministro), hay que volver a preguntarse por qué no se utilizaron todos los recursos, toda la industria y la abundante mano de obra casera que se habría ofrecido para fabricar mascarillas desde el primer día, y que, elaboradas siguiendo instrucciones oficiales, podrían haber sido, cuando menos, mejor que nada.
«La joven de la perla» creo que contesta a tu pregunta, porque sus ojos casi hablan. Y a mi me dicen que cuando el nivel es éste…
https://www.20minutos.es/videos/nacional/4263299-carmen-calvo-sobre-la-incidencia-de-la-covid-19-nueva-york-madrid-teheran-y-pekin-estan-casi-en-linea-recta/
…lo único que una/uno puede desear es aquello de: «madrecita que me quede como estoy».
Y lo peor no es que eso vaya a resultar imposible, sino que será a cambio de nada y en beneficio de nadie, ni siquiera de esa colección de lectores del Reader’s Digest (si existiera y si leyeran algo) que nos «gobiernan»