Allegro, Andante, Scherzo, Rondó, una alineación clásica para otro triunfo de Beethoven, una sonata que, por sus movimientos extremos y por su amable tono general, hace bueno el sobrenombre de ”Pastoral” que le puso su editor. Desde luego, el Allegro inicial de esta Sonata nº 15 es una de esas piezas que ensanchan el corazón y reavivan la fe y la esperanza en un mundo que a diario se encarga de desbaratarlas. Y en él se observa ya una de las características más llamativas de la sonata, la tozudez con que las notas graves marcan y mantienen el ritmo de cada uno de sus movimientos, en este caso, la insistente nota repetida con que se inicia.
Si es verdad que Beethoven afirmó no estar muy satisfecho con la sonata, su segundo movimiento era, según Carl Czerny, una de las piezas preferidas y más interpretadas por su maestro, cosa que puede llenar de orgullo a todos los que también nos arrodillamos ante él. Pero es difícil olvidar una sonata en la que se escucha algo tan instantáneamente seductor como ese Andante, que empieza marcando con la mano izquier… espera, no sea qué… sí, sí, con la mano izquierda un ceremonial ritmo de marcha sobre el que se instala una sencilla y grave, pero no triste melodía, algo no muy habitual en los movimientos lentos. Y aunque esta exposición podría evocar, por ejemplo, un himno masónico, el ambiente va evolucionando en las sucesivas variaciones, y en la que se escucha tras el risueño segundo tema, la melodía sale volando como los pajaritos en el cielo, combinándose con el fondo rítmico creado por las notas en staccatto de esa especie de perpetuum mobile de una forma deliciosa, irresistible para los que veneramos el contrapunto. Y el final… piano, pianísimo, que nadie tosa, por favor… qué maravilla.
El breve Scherzo: Allegro vivace es un scherzo, una divertida broma en la que cuatro notas descendentes muy espaciadas contrastan con una rápida melodía y el fugaz y bachiano trio apenas da tiempo a pensar cómo ha logrado Beethoven insertar de modo natural algo tan poderoso en ese conjunto. E inmediatamente [2:39], el Rondó: Allegro, ma non troppo, con un fondo rítmico de nuevo impuesto por las notas graves desde su mismo inicio y que subyace incluso en los pasajes más rápidos, y una bucólica melodía que justifica el sobrenombre de la sonata aunque el brillante final tenga poco de campestre y nada de relajado.
Y aquí el genio se toma otro «descanso». Pero esta claro que ni descansando se le podía dejar solo y va y nos regala una de las sonatas más preciosas de sus colección. Una maravilla de principio a fin. Una de mis preferidas, una de las que más he escuchado en casa, en el coche, de viaje… Sonata ligera, plácida, tranquila, simple, luminosa, deliciosa en su sencillez, transparente, de un lirismo sublime, emocionante. Y si nadie le hubiera puesto el sobrenombre de «Pastoral» ya se lo ponemos nosotros mismos en este post. Pero bueno, no ha hecho falta.
PD: Sí, sí, mano izquierda esta vez. 🙂 El you-tube ayuda bastante.. 🙂 🙂 🙂
No lo sabes bien…
Your attention please: op.31 (1,2,3) is coming! Show must go on! 🙂
In it i am 😀 😀
Hoy, viendo «Inside Llewyn Davis» de los Coen va y suena, de música de fondo en una de sus escenas, esta Pastoral…cosas que pasan.
Cosas que pasan bastante a menudo. No creo que me diera cuenta aunque la verdad es que he olvidado casi totalmente la pelicula, creo que no me disgustó.