De lo cual podría deducirse…
…que la genialidad no es proporcional a la altura (quizás a la de la frente, lugar donde se miden los hombres según nos decían a los bajitos cabezones) (Y entre estos compositores hay más de uno bien servido)
…que la talla aumenta según el lugar de nacimiento, de Oeste a Este (es decir, con la longitud, como su propio nombre indica)
…que Mozart tenía el cuello muy corto y Beethoven el sombrero muy largo
…que los músicos tampoco son tan raros y también son cada vez más altos
…que somos muchos sin nada mejor que hacer.
-♦-
P.S. Brahms no sale en esta comparativa, pero era bastante más corpulento que alto. Y quizá le dolía, porque suya es una de las pocas obras cuyo título indica que es para altos… Lamentable, vale. Pero cualquier tontería es buena para escuchar otra vez esta barbaridad…
…y para repetir esta fabulosa Rapsodia para alto, ahora de cabo a rabo. Conviene preparar las palmas.
Madre mía, qué maravilla!
PD: Qué más da el contenido del post si lo riegas con estos youtubes? Así cualquiera! 🙂 🙂 🙂
Efectivamente. La guinda aquí suele ser el pastel. Menuda interpretación de la Rapsodia, verdad?
Buf, y tanto!