Y después de haber cumplido con su propósito de celebrarlo tocando la op. 110…
O Freunde, nicht diese Töne! / ¡Oh amigos, no con esos tonos!
Sondern laßt uns angenehmere anstimmen und freudenvollere! / ¡Entonemos cantos más agradables y llenos de alegría!
Freude! Freude! /¡Alegría! Alegría!
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Ancha es mi casa 
Quedaría estupefacto Beethoven de lo actual, vigorosa y multi-interpretada que esta su música después de tanto tiempo. No solo eso, en esos 250 años el aprecio generalizado y entusiasta (músicos, estudiosos, melómanos y aficionados) de su música no ha decaído en ninguna época ni se ha visto afectada por los diferentes estilos y corrientes. Su sombra ha inquietado y a la vez alumbrado a compositores posteriores de manera trascendental. Y ni que decir tiene que muchos de sus temas y composiciones forman parte de la mejor de las culturas que un artista puede aspirar sin degradarse: la cultura popular. Por todo ello Beethoven es único y singular. Esperemos que, por el bien de la música, llegue a cumplir 250 años más!
Este sí que es un texto adecuado para una fecha como hoy! Pero discrepo de la entrada, aunque sólo es eso, una forma de empezar. De verdad, no creo que se quedase estupefacto, creo que era muy consciente del alcance de lo que hacía. Aunque es verdad que 250 años son muchos… 😀
Coincido en el triunfo maximo que supone agradar lo mismo al más erudito que al má sencillo de los aficionados . Pero lo que me parece más asombroso es que aún hoy esté por encima del paladar de la media de los aficionados, la obra de cámara de sus últimos años todavía no se ha asimilado como sus sinfonías.