Extraordinaria sonata, de principio a fin, de una profundidad musical sobrecogedora, visionaria, excelsa. Compuesta en 1821, es la segunda del trío de paradigmáticas sonatas que cierran mirando al futuro este majestuoso ciclo pianístico, un trío que debe su existencia a Adolf Martin Schlesinger, el editor berlinés cuya petición a Beethoven de obras para publicar dio lugar a estas sonatas.
El primer movimiento es de una variedad maravillosa y de un lirismo encantador y sutil. El segundo, Allegro molto, es como un scherzo, que, curiosamente, carece de repetición del tema principal. En el tercero tenemos de todo, con seis secciones distintas: Recitativo, arioso, primera fuga, arioso, inversión de la fuga y conclusión homofónica. Es el paradigma absoluto de la forma pianística, o mejor dicho, de la maestría en la utilización de la forma, seis formas diferentes reunidas en un solo movimiento y tratadas como si fuesen una variación continua y a la vez contrastada.
Abundan las interpretaciones magistrales de esta sonata pero para atender mejor al luminoso trasfondo de fugas y corales del tercer movimiento que hace de nuevo patente la impronta de Bach en estas últimas sonatas, nadie como su mejor intérprete vivo, Andras Schiff. Es decir, Beethoven en los dedos de Bach.
[00:00] Moderato cantabile molto espressivo
[07:18] Allegro molto
[09:39] Adagio ma non troppo, si menor
[11:00] Arioso dolente, La bemol menor
[12:55] Fuga (Allegro ma non troppo)
[15:18] Arioso, perdendo le forze, dolente, sol menor
[17:35] L’istesso tempo della Fuga, poi a poi di nuovo vivente
De propina, la clase magistral que Barenboim da con esta sonata op.110 a jóvenes pero ya consagrados pianistas, entre ellos la super-mega-estrella Lang Lang, Jonathan Bliss, Saleem Ashkar y nuestro extraordinario Javier Perianes (en 3:28), quien recibe unas luminosas explicaciones de Barenboim (9:47)
Josep Olivé