Las tres reinas

Un recital que ofreció Sondra Radvanovsky en el Liceu durante esta temporada me ha animado a sugerir un post que bien podría incluirse en la serie que ofrece esta ancha casa sobre grandes finales de obras del repertorio clásico. ¿Por qué? Pues porque el programa consistía en los tres grandes finales del conjunto operístico denominado popularmente «Las Tres Reinas» que compuso Donizetti: «Anna Bolena» (estrenada el 26 de Diciembre de 1830), «Maria Stuarda» (estrenada el 30 de Diciembre de 1835) y «Robert Deveraux» (Elisabette, estrenada el 29 de Octubre de 1837). Acierta de pleno Radvanovsky (y su manager musical, claro) en un programa temático, siguiendo la estela de otras grandes cantantes como Joyce DiDonato y sobre todo Cecilia Bartoli, que lejos de ofrecer programas con los siempre mismos célebres (y manidos) hits operísticos o de lied (éstos son muy inapropiados, no por el género musical sino por el enorme espacio de un teatro de ópera que dificulta el necesario recogimiento con que se debe recepcionar este tipo de música) ofrece un espectáculo no solo de gran interés musical sino también cultural. El resultado fue sensacional, espléndido, una gran noche de ópera. Sondra Radvanovsky es una de las grandes sopranos de la actualidad, este repertorio lo domina a su gusto y es toda una gesta (y un desafío mayúsculo) atreverse en cuerpo y alma con esos tres exigentes finales en una misma función. Pero vayamos al tajo.

El finale de Anna Bolena (sexta y última escena del acto II) tiene dos momentos mágicos: el ària «Al dolce guidami» y su cabaletta con coro final «Coppia iniqua» con la que Bolena dice adiós a la vida. Para la excelsa ària se tienen en youtube ejemplos legendarios: Caballé, Gruberova, Gencer, Shutherland, Netrebko, Devia,  Radvanovsky…pero hay uno, hay uno que es para hincar las rodillas en el suelo y no levantarse hasta recuperar el sentido:
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Y para el remate en plancha final (la cabaletta) que menos que disfrutar y homenajear a una fascinante Radvanovsky, gran «promotora virtual» de este post:
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Y con el finale de María Stuarda no va a decaer, ni mucho menos, la cosa, y si no, por favor prestar atención a la brevísima pero sublime introducción «Io vi rivedo alfin», seguido del recitativo «Deh! Non piangete» para desembocar en el ària y coro «Deh:Tu di un’umile preguiera». Y aquí, lo siento, pero todos al suelo! Y por favor, contener el aliento a partir de 5:30, que Radvanovsky nos deleita con el efecto belcantista denominado «messa di voce» (ascender lentamente desde un pianissimo hasta el forte) en una demostración de fiato (control respiración) deslumbrante.
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Lo escuchado corresponde a la escena octava del acto III, antepenúltima escena de la ópera a la que sigue (tras una breve novena escena) el precioso y estremecedor final (escena décima y última, con ària final «Ah! Se un giorno de queste ritorte»), esta vez con la gran dama Joyce DiDonato de protagonista:
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¿El broche de oro? El finale completo de Robert Deveraux (escena última, acto II, con intervención del coro y una sobrecogedora ária final: «Quel sangue versato») con la musa del post, Sondra Radvanovsky. De reclinatorio total. Aquí no hay cortes. Sería pecado, y de los mortales, y como podréis comprobar, no solo por la música.
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That’s all folks!
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Esto es todo por hoy, porque según consta en el encabezamiento de esta entrada, su autor es Josep Olivé, que por fin ha fichado por la casa. Ya era hora, ¿verdad?

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3 respuestas a Las tres reinas

  1. José Luis dijo:

    He disfrutado como un enano de esta entrada, pero debo precisar que mis facículos son sobre últimas palabras y no grandes finales… 😀 aunque dado lo dado, suelen coincidir. Aquí mismo, el desmayo de Ana Bolena acaba resultando ser su muerte, y si Stuarda no abrió la boca cuando la llevaban a ejecutar, también en ese final se escucharían sus últimas palabras. (Que bien lo canta DiDonato…) Quizás debiera haberlas incluido en la serie, y hasta Devereaux, que tambien muere él, pero como es cronológica se han quedado fuera, y como soy un maníaco, sin remedio. Suerte que has venido al quite, y aquí están. Y menudo lujo de producción la de ese Deveraux que has traido.

    Bueno, ya hace mucho, de hecho desde el primer día del blog, que eres bienvenido, y nuestros visitantes recordarán tu ayuda en las sonatas de Beethoven, además de esos comentarios que dan sentido a los youtubes que pongo… 😀 pero como esta es la primera vez que apareces como autor (como ese josepoliv tan inquietantemente soviético en que te han convertido los hados informáticos), rebienvenido y muchas gracias en nombre de todos, que no somos muchos ni muy parlanchines pero dos o tres cientos pasan cada día por la casa y seguro que coinciden en felicitarse por tu fichaje. Y a ver si animas a Messi para que te imite.

    • josepoliv dijo:

      Muchas gracias! Me he sentido fantásticamente bien haciendo el post y uno también se da cuenta haciendolo, que mantener un blog vivo tanto tiempo, de gran interés y frecuencia casi diaria tiene sus (muchas) horas y su mérito.

  2. Pingback: Las tres reinas — Ancha es mi casa – Horacio Villamar

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