El Kol Nidrei de Bruch ®

Max Bruch (Colonia, 1838 – Berlín, 1920)

«La melodía es el alma de la música».

La madre de Bruch era cantante y él empezó a componer a una edad temprana. Escribió numerosas obras corales que fueron populares en toda Alemania durante su vida, así como tres óperas y tres sinfonías. Sin embargo, fueron sus nueve piezas para violín y orquesta -y su amistad con violinistas como David, Joachim y Sarasate- con las que  alcanzaría éxito internacional. Músico conservador, buscó en la música folclórica la inspiración y la orientación melódica para obras como la Fantasía Escocesa y las Canciones y Danzas sobre Melodías Folclóricas Rusas y Suecas para violín y orquesta, o Kol Nidrei para violonchelo y orquesta. También fue un profesor entre cuyos alumnos se encontraban Respighi y Vaughan Williams.

El Kol Nidrei de Max Bruch es un sucedáneo judaico, pero ha alcanzado tal prominencia entre las obras del compositor que ocasionalmente se le ha etiquetado a él como un “compositor judío”, lo que desde luego no era. En realidad era un luterano alemán que incluso expresó sentimientos antisemitas, pero también un consolidado viajero musical de sofá, aficionado a usar material melódico étnico «exótico». Su Fantasía Escocesa para violín y orquesta es una aventura similar en el terreno de la música folclórica extranjera, y es igualmente una de las obras por las que es más conocido, aunque rara vez se le toma por escocés.

La melodía de Kol Nidre era una melodía absolutamente exótica para un protestante alemán y a Bruch (1838-1920) le llegó a través de un miembro de un coro que él dirigía. Compuso esta obra para violonchelo y orquesta en 1881, año en que había ido a Inglaterra para ocupar el puesto de director de la Filarmónica de Liverpool.

Kol Nidre («Todos los votos») es una inquietante y bastante misteriosa oración aramea que se canta al comienzo del servicio vespertino del Iom Kipur (y, de hecho, es una parte tan significativa de ese día tan importante del calendario judío que la víspera de Iom Kipur suele llamarse simplemente «Kol Nidre»). La oración es una retractación, por adelantado, de cualquier voto a Dios que se pueda hacer en el próximo año (*). Muchos estudiosos creen que se convirtió en una parte prominente del servicio durante la Edad Media, para anular los juramentos de los judíos que a menudo se veían obligados a elegir entre la muerte y la conversión al cristianismo; otros creen que su prominencia deriva simplemente de la cautivadora naturaleza de su larga y errante melodía. El Kol Nidrei de Bruch (Bruch lo escribió así en alemán; la ortografía «correcta» está en el alfabeto hebreo) utiliza las primeras frases de la canción tradicional.  Pero no intentó mantener una atmósfera «judía» durante mucho rato, adentrándose rápidamente en el mundo sónico schumaniano de la Alemania de mediados del siglo XX, particularmente cuando se mueve en tonalidades mayores.

Howard Posner, LAPhil.com

 

(*) Todos los votos, obligaciones, juramentos y anatemas […] que nos atan desde este Yom Kipur hasta el siguiente (cuya feliz llegada esperamos ) quedan anulados. Quiera Dios redimir, absolver, perdonar, anular e invalidar y dejar sin efecto esos votos, que no nos aten ni tengan poder sobre nosotros.

 

® Hace diez años: Comentarios al primer «¿Qué es esto?»: Ni romance ni violín

Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
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7 respuestas a El Kol Nidrei de Bruch ®

  1. veset dijo:

    El Kol Nidrei de Bruch me parece una obra preciosa que debería ser más difundida y no comprendo por qué no se programa más. Quizás sea por lo que mencionas, que se le asigna una etiqueta ‘político- religiosa’.

    • José Luis dijo:

      Me sonaba el nombre, pero la escuché por primera vez al buscar para hoy cosas de Bruch, y ya puedes imaginar que mi primer pensamiento fuese exactamente el tuyo. Lo tiene todo para gustar, y ningun problema aparente para que la programasen más, de modo que tampoco lo entiendo.

  2. josepoliv dijo:

    Música preciosa. Un maravilloso lamento con el instrumento que más sabe del tema. Y con sublime interpretación. Una gozada. Luego me he ido diez años atrás para escuchar la romanza para viola. Otra delicia. Nada, nada, un maestro excepcional Bruch con la música concertante para violín, viola i violoncello.

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