Cantata para alto BWV 53, Schlage doch, gewünschte Stunde, «Ven ya, deseada hora», otra cantata más que afronta la muerte como una amiga, pero llena de peculiaridades y sorpresas. La primera es que tiene un solo movimiento, aunque se cree que procede de una obra con más, quizás compuesta para conmemorar la muerte de Federico I de Prusia. La segunda sorpresa es que tiene un obligato de… campanas, siendo la obra conocida más antigua en la que éstas aparecen. La tercera es que es de una dulzura muy inocente que no acaba de encajar con Bach, aunque tampoco muchos en su época podían componer nada tan hermoso como esto que a mediados de los 60 grabó la contralto Maureen Forrester con «Los solistas de Zagreb»:
Schlage doch, gewünschte Stunde!Brich doch an, du schöner Tag!Kommt, ihr Engel, auf mich zu.Öffnet mir die Himmelsauen,Meinen Jesum bald zu schauenIn vergnügter Seelen ruh.Ich begehr von Herzens GrundeNur den letzten Seigerschlag. |
¡Ven ya, deseada hora!¡Despunta, bello día!¡Acercaos a mí, ángeles!Abridme las praderas del Cielo,para que mi alma contemple a Jesúsen placentera calma.Lo deseo desde lo más profundo de mi corazónhasta los últimos latidos.
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Otra sorpresa es descubrirla a estas alturas (gracias sean dadas a Josep Olivé), y resultar luego que a principios del siglo XX era, después de la Pasión según San Mateo, la composición de Bach más interpretada en Alemania; de Bach, o mejor dicho, atribuida entonces a él, algo rechazado hoy por los expertos, que dudan entre atribuirla a Georg Melchior Hoffmann, un contemporáneo radicado en Leipzig, o a alguien de su círculo. Y sin embargo, se sabe que durante su estancia en Mühlhausen, Bach añadió un registro con campanas en el pedalier del órgano de la iglesia de San Blas. En todo caso, no es raro que interpretada en un arreglo para órgano sólo, sin cuerdas ni campanas, adquiera un recogimiento que la aproxima más a otras piezas de Bach.
Pero ni siquiera así la música se adecúa luego a la letra del modo habitual en que Bach, ante textos similares, combina el temor ante la muerte con la serenidad y la confianza, vease Komm, o Tod, du Schlafes Bruder, BWV 56 y Komm, süßer Tod, komm selge Ruh, BWV 478. Esta pieza, tiene la ingenuidad de una nana y un tempo de danza cortesana que, con el añadido de las campanitas, la hacen tan deliciosa como monovalente: Aquí sólo hay sentimientos en un sentido, el de la felicidad. Especialmente en interpretaciones como esta otra de Andreas Scholl:
Es preciosa! Y el final con nota exclusiva de campana! Genial. Y veo que has encontrado información de debajo de las piedras, porque el día que un amigo me la hizo conocer busqué y busqué y encontré muy poca información.
Con los años que llevo buscando, mal iríamos que no lo tuviera un poco por la mano… Pero lo bueno ha sido descubrirla, es preciosa