Me aburre tanto todo… – Winston Churchill
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Sigfrido (El ocaso de los Dioses) [Wagner, 1876]: Me anticipo, pero vale la pena morir por escuchar mi marcha fúnebre.
¡Brunilda… me da la bienvenida!
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Brunilda (El ocaso de los Dioses) [Wagner, 1876]: Ahí voy yo.
¡Grane caballo mío,
a ti te saludo!
Amigo mío,
¿también sabes a dónde te llevo?
Tu amo,
Sigfrido mi héroe glorioso,
yace brillando entre las llamas.
¿Relinchas de ganas de seguir
los pasos de tu amigo?
¿Acaso las llamas sonrientes
te atraen hacia él?
Siente como arde
también mi pecho.
¡El fuego resplandeciente
se ha apoderado de mi corazón…
que ansía abrazarle
y ser abrazada por él
y así permanecer unidos
en un amor monumental!
¡Heiajoho! ¡Grane!
¡Saluda a tu señor!
¡Sigfrido! ¡Sigfrido! ¡Mira!
¡Tu alegre esposa te saluda!
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Lakmé [Delibes, 1883]: Este perro mundo…
Tú me has dado el más dulce sueño,
que nadie pudo tener
bajo nuestro cielo.
Quédate aún, para que él se acabe
aquí, lejos del mundo real.
Lejos del mundo…
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Manon [Massenet, 1884]: Fin de la película.
[04:17]
¡Ah! ¡Me muero!
…como debe de ser… como debe de ser!
Y esta es la historia … de Manón Lescaut!
Después de más de 16 horas de música acabar con ese final que es para como para cerrar los ojos, arrodillarse y trascender…madre mía qué bestia Wagner!
Y cuando se ha tenido la suerte (nunca mejor dicho) de vérselo interpretar a Irene Theorin, ya no se puede pedir más