Un adulto mira hacia atrás, pero no habita el pasado. (…) Hay dos intrusiones obvias de una sensibilidad adulta en el ciclo. La primera viene en el corazón emocional y literal de las 13 piezas, la séptima y más conocida, Träumerei, o ensueño.
Y la segunda llega al final, cuando se produce un notable cambio de tono y se escucha la voz del poeta en la conclusión, suspendida en la nostalgia.
Grant Hiroshima, Asociación Filarmónica de Los Ángeles.
® Hace diez años: Recuerdos (I)
Qué emocionante el youtube de Horowitz interpretando la última de las escenas de niños de Schumann. Y bendito el trabajo del realizador, que sin mostrar manos, ni teclas, ni apenas piano lo muestra todo: el corazón de un grandioso pianista interpretando una sencilla pieza musical, los ojos de un maestro convertido en niño, y esa maravillosa mirada, entre triste y contemplativa, de quién sabe que, lo que hace sonar, conmueve.
Tienes toda la razón. También hay que saber poner la cámara y aprovechar las ocasiones.