Cuando Cole Porter escuchó el disco de Ella Fitzgerald dedicado a sus canciones se limitó a elogiar la “maravillosa dicción” que tenía la chica. Años después, Ira Gershwin afirmaría que nunca se habían dado cuenta de lo buenas que eran sus canciones hasta que se las escucharon cantar a Ella. Porque ya había grabado en Decca a los Gershwin, acompañada por el pianista Ellis Larkins, pero en el año 1959, con los arreglos y la orquesta de Nelson Riddle, la Reina del Jazz grabó las 59 canciones del Song Book dedicado a ellos, la estrella de una colección inigualable, absolutamente fundamental en su carrera y en la historia de la música, una colección con la que “una mujer negra que popularizó canciones urbanas, muchas de ellas escritas por inmigrantes judíos [inmigrantes o hijos de inmigrantes judíos eran Rodgers y Hart, Berlin, Arlen, Kern, y los hermanos Gershwin] ante una audiencia predominantemente formada por cristianos blancos” “efectuó una transacción cultural tan extraordinaria como la integración del alma blanca y afroamericana que contemporáneamente se dio en Elvis”, palabras de un columnista del New York Times en la muerte de la cantante.
El But not for me de este Song Book, le valió en 1960 uno de los 13 Grammy que, además del que premió toda su carrera, se le otorgaron a lo largo de su vida. Este y el anterior, por el album dedicado a Irving Berlin, eran los primeros Grammy de la historia; el del año siguiente también fue para ella, todos en la categoría ”Interpretación vocal pop femenina”. En el extraordinario arreglo de Riddle, la celesta certifica la defunción del jazz. Pero ¿a quién le importa si Ella canta así?
En esos tres primeros años de los Grammy, una de las finalistas derrotadas fue Peggy Lee, con la que Ella había trabajado en la película «Pete Kelly’s Blues». Y con ella la vemos aquí interpretando otra canción de Gershwin, en un video de 1959 especialmente memorable por el personal que reúne: Además de ellas dos, Benny Goodman, el bateria Gene Krupa, y Lionel Hampton dirigiendo la Big Band desde el vibráfono. S’Wonderful, ahora sí es jazz.
Porque naturalmente Ella seguía siendo una vocalista de jazz. Y en el Song Book de Gershwin también se encuentran los toques que seguía queriendo mantener Norman Granz. Por ejemplo, en Oh, So Nice.
Desdde luego, quien quiera escuchar el jazz de Ella Fitzgerald, que no busque en estos cancioneros. En cambio, quien quiera escuchar a la mejor Ella, ahí la encontrará: Nice Work If You Can Get It, un buen trabajo si lo logras, y lo lograrás si lo intentas.
® Hace diez años (menos un día): Sassy en los 50 (3)