…la principal consecuencia política de la crisis del 29 fue el surgimiento o la consolidación del fascismo (o, más en general, de los totalitarismos) en todo Occidente, y no solo en Occidente; la principal consecuencia de esta consecuencia fue la II Guerra Mundial. Por su parte, la principal consecuencia política de la crisis de 2008 consistió en el surgimiento o la consolidación en todo Occidente, y no solo en Occidente, de eso que hemos dado en llamar nacionalpopulismo. La historia nunca se repite exactamente, pero siempre se repite con máscaras diversas; el nacionalpopulismo no es una repetición del fascismo (o del totalitarismo), pero sí es, como ha mostrado Federico Finchelstein, una máscara, una reformulación, un heredero del fascismo, genética e históricamente ligado a él.
Del mismo modo que no todos los fascismos eran iguales, aunque todos fueran semejantes (no es lo mismo el nazismo alemán que el fascismo italiano o el falangismo español), no todos los nacionalpopulismos son idénticos, aunque todos posean elementos en común: no es lo mismo el nacionalpopulismo de Trump que el de los partidarios del Brexit, el de Salvini en Italia, el de Le Pen o Zemmour en Francia, el de Orbán en Hungría, o los de Maduro, Ortega o Bolsonaro en Latinoamérica (en España, la primera manifestación del nacionalpopulismo fue el procés; y la última, Vox, que de entrada fue en buena parte un resultado del procés, una reacción frente a él).
El nacionalismo autoritario de Putin se sumó con entusiasmo a esta gran internacional nacionalpopulista, cuyo rasgo común es, precisamente, el nacionalismo y los impulsos autoritarios y antidemocráticos, y de ahí que Putin haya sido en los últimos años el gran promotor del nacionalpopulismo en Occidente: él contribuyó al ascenso al poder de su aliado y admirador Trump; él intervino de manera relevante en la campaña a favor del Brexit; él financió a Salvini, apoyó a los secesionistas catalanes; mantiene una excelente relación con Le Pen y Zemmour; y es uña y carne con Orbán. A Maduro y a Ortega les ha faltado tiempo para aprobar la invasión de Ucrania, igual que ha corrido a mostrar su comprensión con Rusia la China de Xi Jinping, el socio más potente de Putin y otra beneficiaria fundamental de la ola nacionalpopulista. Visto desde esta perspectiva, lo ocurrido en Ucrania cobra un significado distinto: la invasión rusa constituye el primer enfrentamiento bélico a gran escala entre nacionalpopulismo y democracia, los dos grandes proyectos políticos que parecen disputarse el mundo en nuestro tiempo.
¿Será también el último? ¿O esto es solo el prólogo de lo que está por venir, del mismo modo que, en los años treinta, la Guerra Civil fue el primer enfrentamiento bélico a gran escala entre democracia y fascismo y también el prólogo de la II Guerra Mundial? No hay que ser alarmista, pero tampoco ingenuo: esta no es solo una guerra entre Ucrania, una frágil democracia, y Rusia, un estado autoritario, sino también una guerra europea entre democracia y autoritarismo. Y las guerras se sabe cómo empiezan, pero nunca cómo acaban. Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, llevaba razón en su llamada de auxilio a Europa: o se frena a Putin o la guerra llamará a nuestras puertas. Quizá teniendo en mente la crisis de 1929, Felipe González vaticinó hace tiempo que, de la crisis de 2008, saldríamos con votos y no con botas; ahora mismo yo ya no estoy tan seguro.
Javier Cercas. Con botas, no con votos. El Pais, 26 de Febrero de 2022
Muy acertado análisis. Putin y sus secuaces dan miedo.
No deja de sorprenderme, lo veo siempre como un novelista con sentido común, pero va estando claro que es bastante más que eso. Pero vaya siglo que llevamos.
Un análisis muy certero aunque con una llamativa omisión, no tan llamativa si tenemos en cuenta que a pesar de sus intentos de objetividad Cercas está atrapado en el sectarismo de su militancia o filia política. ¿Dónde está en artículo el populismo de izquierdas español? Tenemos unos
co-gobernantes que además de simpatizar con los populismos latinoamericanos, simpatizan con el mismo Putin, ¿Les atrae el post-comunismo autoritario? ¿Echan de menos la metodología de la KGB? Y aún más, una vicepresidenta comunista que habla de hacer un cordón ¡democrático! a populismos de otro signo. Cercas es un buen analista pero le falta despegarse de cierta viscosidad que le impide ver las cosas con auténtica claridad.
Tienes toda razón, y a pesar de ser llamativa, se me había pasado. Con citar a Maduro ya me parecía que recibían lo suyo, pero no es así. Creo que ya les ha dado alguna vez, pero ahora será obediencia de partido. Con todo, muchos como éste hubieran. En fin, lo de «cordón ¡democrático!» es exactamente así, con admiraciones de incredulidad. Como al escuchar ahora por la calle «OTAN No»
Cierto 100%. Aunque no considero a Cercas un preso del izquierdismo más ideológico es verdad que le falta al análisis el hacer patente esta hipocresía legendaria del populismo de izquierdas español. Y no hay que ir a Podemos, o IU o otros de la misma cuerda. El partido socialista también, y de lleno. Eso sí, con la boca pequeña en esta ocasión.
JAJAJAJA !QUE BUENO! Del artículo se puede decir que es bastante simplista, pero los comentarios no tienen desperdicio. Ayuso santa y pura, líbranos de los comunistas.
En cambio tu comentario es muy bueno, ya que es la constatación palmaria de que Cercas esta en lo cierto. Es más, creo que se ha quedado corto.
Ya estábamos encontrando a faltar tu comentario, tan erudito, argumentado, complejo, original y creativo como siempre. Gracias!
P.S. ¿A quién me recomiendas rezar para que nos libre de los tontos?
Pero alma de cántaro, a estas alturas con rezos…en fin; de todas formas más que librarte de los tontos, procura librarte de la tontería.
«Ayuso santa y pura, líbranos de los comunistas», amén. Y son bastante más peligrosos los tontos que las tonterías, pero te voy a hacer caso. Adiós.