Si no se está familiarizado con esta obra, es recomendable escucharla con atención, varias veces. La música puede revelarse en formas nuevas y cada vez más profundas. Hay que prestar atención a la vibrante conversación musical que se mantiene entre el violín solista y las voces instrumentales de la orquesta. Es un drama rapsódico que se mueve, sin aviso, entre el misterio inquietante, la belleza celestial y la exuberancia. (Timothy Judd. Bartók’s Second Violin Concerto: A Musical Farewell to Hungary. The Listeners’ Club)
El concierto para violín que compuso en su juventud se estrenaría póstumamente y está muy lejos de la calidad de este segundo, que, en su vida y por defecto, fue y es el Concierto para violín de Bartók, una fascinante composición que pone a prueba la habilidad y el arte de los violinistas y que paga con creces la atención que exige. Todos los colores del violín y un variado repertorio de sentimientos en un viaje fantástico que se inicia misteriosamente con unos acordes repetidos en el arpa, fundamentales en la obra, un pizzicato de las cuerdas graves. Y enseguida un violín que alza el vuelo recordando aquella alondra de Vaughan Williams.
Sólo que ahora no estamos en puertas de la primera guerra mundial, sino de la segunda, y esta alondra del etnomusicógrafo húngaro no olvida las bandas gitanas, pero experimenta también con las teorías más modernas: Yehudi Menuhín escuchó afirmar a Bartok que «quería mostrarle a Schoenberg que se pueden usar los 12 tonos y seguir siendo tonal». Y que “cualquiera de esas secuencias repetidas proporcionaría a un dodecafonista material para toda una ópera…”
Ya sólo falta escuchar la cadenza y el final de este primer movimiento…
…para tomar la decisión inevitable: Conectar con el mejor equipo de audio posible, cerrar los ojos y dejarse hipnotizar por Bartók, que no es en general difícil y menos con este alucinante concierto suyo.
Pues sí, Bartok es músico que exige insistencia en la audición de sus obras. Quienes desisten a la primera de cambio porque sienten que no les atrapa lo que escuchan se pierden el premio que consiguen los que sí insisten. Este concierto para violín es sensacional!
Pues yo no lo conocía, creo que ni de oidas. Lo echaron en el Delibes el otro día, y me quedé a cuadros. La violinista, Alena Baeva, rusa, ni idea tampoco, BRU-TAL. Daba verguenza pedir un bis (que no dió) después de la paliza que se dan en ese concierto. Voy a echar (je je) yo uno aquí
Cuando lo pillo, Bartok me suele hacer levitar. Algun siglo tendré que volver a intentar los cuartetos.