Wolfgang Amadeus no se sentía particularmente interesado por la música francesa, y su atención se volcó sobre la obra de ciertos compositores alemanes que se habían aclimatado a París, en especial Jean Godefrois Eckhard y Johann Schobert. Este último, sobre todo, ejercicio una influencia fundamental sobre el pequeño Mozart. Las afinidades entre los músicos son muy grandes y se concentran en dos puntos: La grave amplitud de los temas cantados y la propensión a dejar estallar bruscamente el patetismo. Schobert, apóstol de la nueva música, introdujo un cambio central en su arte: una idea que en un principio parecía simple, se intensifica de repente con modulaciones imprevistas que transforman la gracia en ternura, la ternura en dolor. Pero hay más: Schobert reveló al niño la función poética del arte musical, despertando así la más profunda posibilidad de su genio. Sin duda, Mozart no estaba capacitado para percibir todo lo que contenía el estilo del maestro silesiano, pero la Sonata K. 7 ofrece un adagio asombroso en un niño de ocho años: el espíritu de la madurez de Mozart ya está presente en ella.
El joven genio se sentía absolutamente fascinado por su nuevo amigo, debido en gran parte a la novedad de su expresión, llena de fuerza sensitiva, que le conmovía en lo más íntimo. Además, por primera vez y aunque inconscientemente, contraponía a la tutela paterna su propio sentido artístico, lo que disgustó sobremanera a Leopold. El viaje, cuyos resultados eran alentadores en lo relativo a los éxitos inmediatos, adquiría así, de improviso, giros inesperados. Empero, Mozart hijo permaneció fiel al recuerdo de Schobert durante toda su vida. En 1786, el Cuarteto con piano en si bemol K. 493 fue una especie de ofrenda a su hermano espiritual, desaparecido prematuramente a la edad de treinta y siete años (1767). – Mozart. Los silencios de un prodigio. Christian Kupchik.
Bendito sea pues Schobert, y todos los que contribuyeron a que Mozart aprendiera lo que aprendió y fuera como fue (al menos por lo que para nosotros ha supuesto), incluyendo a Johann Christian Bach, al Padre Martini, a Michael Haydn y a su hermano Joseph, al Padre Bach y a Handel en la lejanía, también a Aloisa y a Constance, y desde luego a su madre, a su hermana Nannerl y, last but not least, también al padre Leopold.
Mozart no hauria estat Mozart si no fos per l’extraordinària generació del seu temps, evidentment el seu talent era sobrenatural però és important reconèixer els compositors que voluntària o involuntàriament el van convertir en un dels músics més grans de la història amb el permís, SEMPRE, de BACH.
Gràcies per recordar a Johann Schobert. Aqui un bon exemple de la seva música!
Molt ben dit, especialment el FINAL!
Muy instructivo post. Desconocía la influencia de Schobert. No solo eso, desconocía su misma existencia. Eso no puede ser y por tanto ya tengo deberes para hoy o mañana. Mejor mañana. Respecto de la acertada lista de «influencers» yo añadiría a Christoph Willibal Gluck.
Pues añadido queda, no tengo a mano el librito, pero probablemente lo citaría y se me pasó.