El ocaso de los dioses, la última ópera de la tetralogía de El Anillo de los Nibelungos, fue la primera en la génesis de una obra que fue ideada partiendo de su final, aunque la música fuera compuesta en el orden natural. Al final del final, con el canto de Brunhilda sobre el rosario de leitmotives que rodea su inmolación, todo parece haber encontrado su sentido y su destino en el amor de la walkyria, confirmada definitivamente como la protagonista absoluta del Anillo.