En Agosto de 1938 aquí andábamos a lo nuestro, de modo que no es probable que nadie se enterase entonces de que el flaco, Cabeza de chorlito, seguía también en guerra, en la mundial, Veinte años después de que hubiera acabado. La película -aún otro título, Héroes de tachuela- es una de las más brillantes de esa pareja de cómicos que presentaba sus películas con la Danza de los cucús, una sintonía pensada para dar la hora, tan tonta y graciosa como ellos.