

13. Kempff (1885-1991)
Wilhelm Kempff, uno de los más grandes pianistas de todos los tiempos, fue también compositor (cuatro óperas, dos sinfonías, dos cuartetos de cuerda, dos conciertos para violín) aunque su faceta creadora se hizo especialmente conocida por las transcripciones de obras de Bach, Handel y Gluck que aparecieron a mediado de los setenta en un mítico LP de la Deutsche Gramophon. En él, se hallaba un impactante Siciliano, interpretado aquí, más lenta pero no menos maravillosamente, por Evgeny Kissin,
un piano capaz de hacer olvidar el original, la Sonata para flauta y clave, BWV 1031
aunque, por una vez, encuentra un duro rival en el arreglo para trompeta, un instrumento que le viene como anillo al dedo a la melodía. Y al revés.
Otra de las muchas joyas de aquel vinilo (*) era la transcripción del Minueto de Handel, pero, de Bach, hay que recordar obligadamente la delicada y emocionante lectura que hizo Kempff del Preludio coral Ich ruf’ zu dir, Herr Jesu Christ (Te llamo a ti, Señor Jesucristo), BWV 639 del Pequeño libro para órgano, interpretado aquí por él mismo
14. Rummel (1887-1953)
Nieto por parte de madre del inventor del telégrafo, el pianista Walter (Morse) Rummel nació en Berlin pero vivió y murió en Francia donde fue especialmente conocido como uno de los principales paladines de Debussy pero también por recuperar y traer al piano música de órgano de Bach y Vivaldi y por sus elaborados arreglos de numerosas cantatas de Bach. Como muestra de su trabajo, y en su propia interpretación, el del Coral Ertöt uns durch dein Güte de la BWV 22.
(*) Un disco muy querido por aquella amiga que el viento se llevó y que probablemente nunca sabrá de este recuerdo.
Wilhelm Kempff, ídolo de mi juventud! El segundo disco de vinilo (el primero el Requiem de Mozart con Karajan) que compré en mi vida: el Emperador, con él de solista. Inmediatamente cayeron el resto de conciertos para piano de Beethoven, por supuesto. Y el disco que se cita en el post debió ser (es) una maravilla. Preciosa también la versión de un jovencísimo Kissin. Y cierto, no le sienta nada mal a la trompeta su versión del Siciliano.
La otra virtud de estas transcripciones es que te descubrían muchas joyas perdidas en la multitud (que cursi me ha quedado…)
Esta casa es una mina de este tipo de obras… 🙂