

(Corina, no Corinna; haya paz)
Hay dos “Dile que la quiero” y ninguno es de Agustín Lara, aunque por ese verso recordemos su Noche de Ronda. Para los más jóvenes, Dile que la quiero fue la eurovisiva canción que lanzó en 2001 a David Civera, pero para los talluditos será siempre una balada que arrasaba en los 60, aunque sólo tenía ese exacto título en una de las versiones en español, la de un mejicano llamado César Costa que protagonizó también la película homónima con un argumento inspirado en la tragedia que relata la canción. Las otras versiones, incluida las de Los HH, respetaban exactamente el título: “Dile a Laura que la quiero”. Pero la que se escuchó y triunfó aquí fue la original en inglés, Tell Laura i love her, en la voz de Ray Peterson.
Laura and Tommy were lovers He wanted to give her everything Flowers, presents and most of all, a wedding ring He saw a sign for a stock car race A thousand dollar prize it read He couldn't get Laura on the phone So to her mother, Tommy said Tell Laura I love her Tell Laura I need her Tell Laura I may be late I've something to do, that cannot wait He drove his car to the racing grounds He was the youngest driver there And the crowed roared as they started the race 'Round the track they drove at a deadly pace No one knows what happened that day How his car overturned in flames But as they pulled him from the twisted wreck With his dying breath, they heard him say Tell Laura I love her Tell Laura I need her Tell Laura not to cry My love for her will never die And in the chapel where Laura prays For Tommy who passed away It was just for Laura he lived and died Alone in the chapel she can hear him cry: Tell Laura I love her Tell Laura I need her Tell Laura not to cry My love for her will never die Tell Laura I love her... |
Laura y Tomy se amaban él quería dárselo todo flores, regalos, y, sobre todo, un anillo de bodas. Un día vio el anuncio de una carrera de coches, premio de mil dólares, leyó, no pudo hablar con a Laura por teléfono y entonces le dijo a su madre: Dile a Laura que la quiero dile a Laura que la necesito dile a Laura que quizás me retrasaré debo hacer algo que no puede esperar Condujo su coche hasta la pista de carreras era el piloto más joven allí y la multitud rugió al empezar la carrera. Se puso a correr a un ritmo mortal nadie sabe lo que sucedió ese día cómo su coche volcó envuelto en llamas pero cuando le sacaban de entre los hierros retorcidos con sús últimos suspiros, se le oyó decir: Dile a Laura que la quiero dile a Laura que la necesito dile a Laura que no llore mi amor por ella nunca morirá Y en la capilla en que Laura rezaba por su Tomy que había muerto sólo para Laura vivió y murió sola en la capilla pudo oír su llanto: Dile a Laura que la quiero dile a Laura que la necesito dile a Laura que no llore mi amor por ella nunca morirá. Dile a Laura que la quiero… |
Para tamaño dramón, cmejor era el no saber inglés y poder concentrarse en lo importante, porque nadie se quedaba sentado cuando les llegaba el turno a canciones así, y ésta era particularmente esperada en los guateques desde que en 1960, dos años después de haber sido grabada en los Estados Unidos, Angel Álvarez la presentó en su «Caravana Musical», en la que llegó a entrar en la «Serie Dorada» que formaban las canciones que lograban estar más de diez semanas en su lista de favoritos.
De Ray Peterson apenas se escuchó aquí nada más, pero este tejano no fue en absoluto un «one-hit wonder». Con un éxito más moderado, también grabó The wonder of you, que Elvis Presley haría suya y mundialmente famosa años después. Y también es de Peterson, con Phil Spector en la producción, una de las más populares Corina, Corina,
el versionadísimo blues en el que, más con ánimo de animar la fiesta que de ofender, vale la pena detenerse también aquí, especialmente contando con interpretaciones tan gozosas como la liderada por Winton Marsalis y Eric Clapton (que la tiene en su propio repertorio como Alberta, Alberta) y con la participación de Taj Mahal.
Volviendo a Tell Laura, unas curiosas circunstancias que dicen mucho de la época, propiciaron muy pronto otra versión que se hizo también bastante popular: En los sesenta, la BBC se resistía a poner canciones que hablaran de la muerte (lo cual, afortunadamente para los británicos, no incluía las óperas) por lo que, después de tener ya prensadas 25.000 copias de la canción de Peterson, Decca decidió no distribuirlas argumentando que era “demasiado vulgar y de mal gusto”. Ante lo que EMI-Columbia se hizo con ella, y en la interpretación de un reciente fichaje de la discográfica llamado Ricky Valance, muy similar a la de Peterson, llegó y permaneció tres semanas en el número uno de las listas de éxito del Reino Unido, pese a que la BBC se mantuvo en sus trece y no la promocionó.
Lo malo de baladas tan buenas como esta, es que encasillan a sus intérpretes. Ricky Valance (que vivió bastantes años en Torrevieja) (y que no tiene nada que ver con Ritchie Valens, aquel de La bamba) ha rechazado siempre que le catalogasen como triunfador de una sola canción, pero si bien es cierto que otras canciones suyas tuvieron también éxito de público y ventas, más lo es que se le recuerda sólo por ésta. Claro que el peligro desaparece cuando, además de muy buenas, son tan pluripotenciales como Corina, Corina, que todo el mundo quiere cantar y lo hace desde mundos tan dispares como los de Merle Haggard
Bill Haley,
los Grateful Dead,
o el del guitarrista Chet Atkins, rodeado aquí de amigos muy nombrados: Willie Nelson, Waylon Jennings, Emmylou Harris, los Everly Brothers y Mark Knopfler.
Corrine, Corrina, where you been so long? / Corine, Corina, ¿dónde has estado tanto tiempo?
Corrine, Corrina, where you been so long? / Corine, Corina, ¿dónde has estado tanto tiempo?
I ain’t had no lovin’, since you’ve been gone / No he tenido amor desde que te fuiste.
Son realmente multitud los que quieren hacer saber a Corina que la quieren, sin necesidad de hallarse a las puertas de la muerte. Desde la primera grabación de Bo Carter, se pueden añadir a las anteriores otras muchas y muy dispares versiones asociadas a importantes nombres de todos los géneros de la música popular, por ejemplo, Art Tatum y su banda (con Joe Turner), Dean Martin, Bob Dylan, Jerry Lee Lewis, Joni Mitchell, Natalie Cole, o este reciente regalo de Taj Mahal y Keb’ Mo’, una recreación muy libre que parece querer volver a los orígenes tradicionales de la canción.
Laura, en cambio, más allá de las previsibles parodias (incluida una de los Muppets) no ha podido evolucionar mucho. Y el tiempo pasa.
® Hace diez años: Dila que la quiero
No, no, Corinna no, que me temo la han dejado de querer. Menuda lagarta!🤦♂️
Y qué post! Tremendo! Esta claro que cuando te pones, te pones! 👌👌👌
Lagarta… peligrosa palabra en desuso 😀
Me lo ponen. Youtube está abarrotado de joyas
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