Las figuras de tiza que la policía había trazado junto al coche destruido por la explosión, y que presumiblemente señalaban los lugares donde se encontraban los restos de los guardias asesinados. Ir allí de noche. Ver esas figuras a la luz de la luna, e imaginar la correspondencia entre cada una de sus formas y los segmentos de los cuerpos tan inútilmente rotos. Reconstruir esos cuerpos, como habrías hecho con los restos de un cántaro.
Gustavo Martín Garzo – El cuarto de al lado
Estremecedor relato.
Martín Garzo es un observador muy especial y luego es de una austeridad que da mucha fuerza a lo que escribe.