Alguien que cura

Las figuras de tiza que la policía había trazado junto al coche destruido por la explosión, y que presumiblemente señalaban los lugares donde se encontraban los restos de los guardias asesinados. Ir allí de noche. Ver esas figuras a la luz de la luna, e imaginar la correspondencia entre cada una de sus formas y los segmentos de los cuerpos tan inútilmente rotos. Reconstruir esos cuerpos, como habrías hecho con los restos de un cántaro.

Gustavo Martín Garzo – El cuarto de al lado

 

 

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Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
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2 respuestas a Alguien que cura

  1. josepoliv dijo:

    Estremecedor relato.

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