Zwei lieder, op. 91: Dos canciones, dos regalos de Brahms ®

Pocos meses después de haber estrenado su tercera sinfonía, Brahms publicó en 1884 una canción titulada Gestillte Sehnsucht que nunca alcanzaría la popularidad de melodías como la del tercer movimiento de esa Tercera, por ejemplo, o, no digamos ya, de su famosísima Canción de cuna, pero que es para muchos la más hermosa de sus canciones. Y tiene además una historia que dice mucho del autor.

La historia empieza precisamente con otra nana de Brahms, Geistliches Wiegenlied, «Canción de cuna sacra», publicada conjuntamente con la anterior en sus Dos canciones para alto, viola y piano, op. 91 (Zwei Lieder), pero compuesta 21 años antes para el recién nacido hijo de su gran amigo, el violinista Joseph Joachim y la mezzosoprano Amalie Schneeweiss, bautizado Johannes en honor suyo. Regalo perfecto, la madre podía cantársela al bebé acompañada por el esposo con la viola, el instrumento favorito del compositor.

Para la letra, recurrió a la adaptación que un poeta alemán llamado Emanuel von Geibel había hecho de un intitulado villancico de Lope de Vega, Pues andais en las palmas… que se encuentra en Pastores de Belén. Prosas y Versos Divinos. Y para la música, partió de un villancico tradicional alemán, Joseph, lieber Joseph mein, cuya melodía, independiente de la de la canción, repite desde el inicio la viola. O el cello, en el caso de esta interpretación de Anne Sofie von Otter (con Torleif Thedéen y el pianista Bengt Forsberg)

(Sin título)

Pues andáis en las palmas,
ángeles santos,
que se duerme mi Niño,
tened los ramos.


Palmas de Belén
que mueven airados
los furiosos vientos
que suenan tanto;
no le hagáis ruido,
corred más paso.
Que se duerme mi Niño,
tened los ramos.


El Niño divino
que está cansado
de llorar en la tierra
por su descanso,
sosegaros quiere un poco
del tierno llanto.
Que se duerme mi Niño,
tened los ramos.



Rigurosos hielos
le están cercando;
ya veis que no tengo
con qué guardarlo.

Ángeles divinos
que vais volando,
que se duerme mi Niño,
tened los ramos.

Geistliches Wiegenlied 

Die ihr schwebet
Um diese Palmen
In Nacht und Wind,
Ihr heilgen Engel,
Stillet die Wipfel!
Es schlummert mein Kind.

Ihr Palmen von Bethlehem
Im Windesbrausen,
Wie mögt ihr heute
So zornig sausen!
O rauscht nicht also!
Schweiget, neiget
Euch leis und lind;
Stillet die Wipfel!
Es schlummert mein Kind.

Der Himmelsknabe
Duldet Beschwerde,
Ach, wie so müd er ward
Vom Leid der Erde.

Ach nun im Schlaf ihm
Leise gesänftigt
Die Qual zerrinnt,
Stillet die Wipfel!
Es schlummert mein Kind.

Grimmige Kälte
Sauset hernieder,
Womit nur deck ich
Des Kindleins Glieder!

O all ihr Engel,
Die ihr geflügelt
Wandelt im Wind,
Stillet die Wipfel!
Es schlummert mein kind.
Canción de cuna sacra

Vosotros que voláis
sobre estas palmas
en noche y viento,
ángeles santos,
¡aquietad las ramas!
Mi niño duerme.

Palmas de Belén,
con furioso viento,
¿cómo hoy podéis
rugir airadas?
¡No hagáis tal ruido!
Callad, bajad
suaves y blandas,
¡aquietad las ramas!
Mi niño duerme.

El niño del Cielo
sufre fatiga,
está cansado
del dolor terrenal.

Ahora que duerme
plácido y dulce,
calmad su pena,
¡aquietad las ramas!
Mi niño duerme.

Riguroso frío
sopla de arriba,
¿con qué cubriré
del niñito el cuerpo?

Ángeles todos
que vais volando
en raudo viento
¡aquietad las ramas!
Mi niño duerme

Una autentica preciosidad, aunque, si las rodillas están en condiciones, atención ahora a Jessye Norman con el arreglo original de viola y piano, aquí Wolfram Christ y Daniel Barenboim.

Pasó el tiempo y veinte años después, a Joachim se le metió en la cabeza que su mujer le estaba engañando, precisamente con el editor de Brahms. Tratando de reconciliarles, en un cariñoso y expresivo gesto, Brahms rehizo la canción de cuna y cambió el villancico por un poema de Rückert (bien conocido hoy por todos los mahlerianos) con el que parecía querer apoyar a la pareja relacionando su conflicto con la «Sehnsucht» romántica, con las naturales inquietudes de un corazón anhelante pero siempre insatisfecho. Se trata de esa maravillosa Gestillte Sehnsucht, «Anhelo satisfecho», que sigue aquí en un arreglo que sustituye la viola por el clarinete.


Gestillte Sehnsucht

In gold'nen Abendschein getauchet,                      
Wie feierlich die Wälder stehn! 
In leise Stimmen der Vögelein hauchet 
Des Abendwindes leises Weh'n. 
Was lispeln die Winde, die Vögelein? 
Sie lispeln die Welt in Schlummer ein. 

Ihr Wünsche, die ihr stets euch reget 
Im Herzen sonder Rast und Ruh! 
Du Sehnen, das die Brust beweget, 
Wann ruhest du, wann schlummerst du? 
Beim Lispeln der Winde, der Vogelleim, 
Ihr sehnenden Wünsche, wann schlaft ihr ein? 

Was kommt gezogen auf Traumesflügeln?
Was weht mich an so bang, so hold?
Es kommt gezogen von fernen Hügeln,
Es kommt auf bebendem Sonnengold.
Wohl lispeln die Winde, die Vögelein,
Das Sehnen, das Sehnen, es schläft nicht ein.

Ach, wenn nicht mehr in gold'ne Fernen 
Mein Geist auf Traumgefieder eilt, 
Nicht mehr an ewig fernen Sternen 
Mit sehnendem Blick mein Auge weilt; 
Dann lispeln die Winde, die Vögelein 
Mit meinem Sehnen mein Leben ein. 

Anhelo satisfecho

Inmerso en el dorado resplandor del atardecer,
¡qué solemne se muestra el bosque!
Los pajarillos susurran quedamente
envueltos en la tibieza de la brisa de la tarde.
¿Qué murmuran el viento, los pajarillos?
Ambos arrullan al mundo para que descanse.

¡Tú, deseo, que te agitas
en mi corazón sin paz ni descanso!
¡Vosotros, anhelos que hacéis latir mi corazón,
¿cuándo descansaréis? ¿cuándo os iréis a dormir?
Con el murmullo del viento, de los pajarillos,
vosotros, ansiosos deseos, ¿cuándo caeréis dormidos?

¿Qué me llega en las alas de los sueños? 
¿Qué me pone tan ansioso, tan tierno? 
Viene de lejanas colinas, 
viene de un tembloroso sol de oro. 
Balbucean los vientos, los pajarillos, 
el anhelo, el anhelo no se duerme.

Ah, cuando en doradas lejanías
deje mi espíritu de precipitarse en alas del sueño,
cuando en las estrellas eternamente lejanas
mi mirada anhelante deje de posarse; 
entonces cantarán el viento, los pajarillos
con mis anhelos, con mi vida.

Ni eso sirvió de nada. Y en el proceso que acabaría en el divorcio de la pareja, ella aportó una carta en la que Brahms, convencido de la falsedad de las sospechas de su amigo, le expresaba su apoyo. Con lo que Joachim rompió de paso con él. Tres años más tarde retomaría su amistad al aceptar la dedicatoria del Doble concierto. Aquí, si acaso, aceptaremos doblar la canción, escuchando la versión original con viola y piano (Cecil Aronowitz y Andre Previn) acompañando la voz de -genuflexos de nuevo, por favor- Janet Baker. Porque, se diga lo que se diga, lo bueno, si doble, doblemente bueno. Y en este caso, triple por lo menos.

® Hace diez años: La OBC y Debussy en L’Auditori (1) – Brahms de telonero

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Las apariencias no engañan
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7 respuestas a Zwei lieder, op. 91: Dos canciones, dos regalos de Brahms ®

  1. josepoliv dijo:

    ¡Qué maravillas todas las que muestras! Imposible para mí decidirme por la más bella: las cuatro (dos de la primera versión, y dos de la segunda) me gustan muchísimo. Además los acompañamientos cello/viola/clarinete junto con el piano le dan a la canción una sonoridad muy especial, bellísima.
    Y sí, dice mucho del autor la historia. Y para bien. Siempre me ha parecido Brahms un hombre feliz y bonachón. Buena gente, que se dice.

  2. Alberto Suárez González dijo:

    El más puro, elevado y auténtico romanticismo.

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