




Hit the Road
Con el director Jafar Panahi en la cárcel, su hijo Panah Panahi se estrena echándose a a la carretera con una tragedia tan llena de ternura y humor como el que deben necesitar poner en su vida los iraníes, en una película desbordante de simpatía y emoción, pero también de originalidad y atrevimiento artístico. Y sale más que airoso del empeño.
Aftersun
La crítica de Sergi Sanchez, porque no se puede decir mejor:
…lo que vemos son cosas que pasan al borde de una piscina o en la terraza de un hotel de todo incluido, aunque la progresión dramática tiene mucho más que ver con una atmósfera, con una gestualidad, con cuatro diálogos pillados al vuelo, que con la linealidad convencional de una construcción de personaje. Y, sin embargo, la opacidad que rodea a ese padre cordial y enigmático (Paul Mescal está estratosférico), sobre el que pesa una colmena de tristeza, es lo que carga de significado a todo el filme, un precioso poema dedicado a todos aquellos que se bañan de noche, y bailan hasta el amanecer, y piden perdón a sus hijos, y esconden sus lágrimas. A la imagen-vídeo que se arruga le corresponde la imagen jadeante, entrecortada, de un abrazo que late, intermitente, en el limbo de las almas perdidas. Y entonces, el cine triunfa, y cómo.
El acusado
Curiosamente, en estos días del “sí es sí” y del consentimiento, aquí ha pasado sin pena ni gloria una película que afronta directamente el asunto como saben hacer los franceses, tan amantes de la filosofía y del pensamiento, huyendo del maniqueísmo y de los ejemplos sesgados. Mucha tela que cortar, mucho que analizar: Lo que cada parte ha percibido, lo que cada parte lleva a sus espaldas, lo que a cada parte le va a suponer; la familia, la sociedad, la ética y la justicia ante una violación. En España, en cambio, ya se toma partido desde el título, convirtiendo el original y certero “Las cosas humanas” en “El acusado”, no sea que se malinterprete. Pero no son “cosas de la vida”: Son «las cosas humanas».
Almas en pena de Inisherin
Una amistad absurda y trágicamente rota que no es sino la evidente (aunque para muchos desapercibida) parábola de una guerra civil como la que de hecho sacude a Irlanda frente a la isla en que se desarrolla la historia, una parábola que podría valer para muchas guerras civiles. Con la afectuosa mirada a la tierra natal del dramaturgo Martin McDonagh, reconvertido en un director y ya reconocido desde Tres anuncios en las afueras, que evoca inevitablemente a la de John Ford en El americano tranquilo, aunque los paisajes son aquí aún más hermosos y el lirismo más profundo, y el inmovilismo, la pobreza, la ignorancia, la frustración y la terquedad de los paisanos no sólo provocan risas. Con un extraordinario Colin Farrell en el apetitoso papel de uno de los amigos, un muchacho a medio camino entre la bondad y la simplonería. Con una hermana, Kerry Condon, que recuerda, sin duda intencionadamente, a Maureen O’Hara. Y un secundario llamado Barry Keoghan que interpreta al otro tonto del pueblo, más tonto pero tampoco tan tonto, regalando en su última aparición unos minutos absolutamente memorables. Pero ninguno de ellos es un «alma en pena», ni siquiera el otro protagonista principal, Brendan Gleeson, cuya inquietud existencial (concretada en un deseo de dejar huella por medio de la música) le lleva a romper con su «aburrido» amigo de toda la vida. Las “banshees” irlandesas del título no son atormentadas almas errantes, sino espíritus anunciadores de la muerte que ronda por esta inclasificable obra maestra.
Exterior noche
No es una película sino una mini-serie de seis capítulos, pero cine en definitiva, y es un viejo director de cine, Marco Bellocchio, quien firma esta lectura del secuestro y asesinato de Aldo Moro que ya había abordado en Buenos Días, noche (2003), título que parafrasea ahora. Extraordinaria desde los títulos de crédito y su música hasta la última línea de un guion y unos diálogos cuidadísimos con los que se dibuja muy nítidamente el lado humano de los personajes, centrado cada capítulo en cada uno de los principales: Aldo Moro, el ministro del interior Francesco Cossiga, el Papa Paulo VI (superlativo Toni Servillo), los terroristas (el episodio menos interesante, no es de extrañar) y la esposa Eleonora Moro. El sexto, el tremendo final. Emocionante, instructiva, entretenidísima y seguramente todo lo fidedigna que se puede ser, no está de más advertir que si algo no coincide con la historia (como ver nada más empezar a un Aldo Moro liberado e ingresado en un hospital después del secuestro) es porque es imaginación o sueño (o mal sueño), no realidad.
P.S. Irán, Reino Unido por duplicado, Francia e Italia. A la apuesta de Hollywood, Los Fabelman, le sobra casi todo lo que sigue a los primeros estupendos veinte minutos (cumpliendo la norma: Cuanto mayor es la intensidad del bombardeo promocional previo, menor es la calidad de la película). A Sin novedad en el frente, representante de las superproducciones, le sobran toneladas de regodeo en barro de colorines sucios y le falta sentido de la oportunidad. De las candidatas a mejor película extranjera en los Oscar, excelentes Close (Bélgica) y The quiet girl (Irlanda), dicen que Argentina 1985 (Argentina) también está muy bien.
Extraordinaria selección.
Se me pasó de largo «Hit the road», que debe ser muy interesante y la tengo que ver aunque sea en DVD (es película del 2021, no?). Del 2022 y también películas iraníes me han gustado muchísimo «Héroe» (de Farhadi) y «Holy spider» (de Abbasi, lanzada desde Dinamarca).
El cine francés sabe tratar como ninguno los problemas sociales y hasta diría domésticos. Lo hace con una naturalidad espasmosa. «El acusado» es una gran película, de rabiosa actualidad, y en donde los alegatos finales de acusación y defensa deberían ser mostrados en el último curso de derecho para que los futuros letrados obraran en consecuencia.
Tengo en cartera «The whale», «Aftersun» y «Almas en pena…», más aún cuando son destacadas en este post. También una francesa «Los hijos de los otros», que pinta muy bien.
Añadiría como grandes películas del 2022 a una española: «As bestas».
Otra muy buena: «She said». Dos reporteras del NYT tras el depredador Weinstein.
Y una decepción: «Tár». El tema es interesantísimo y también de gran actualidad: la cultura woke (cancelación) y sus consecuencias. Pero hay demasiadas frases grandilocuentes, demasiados hechos que se insinúan pero no se resuelven y un final desconcertante. Para más inri los créditos los ponen al principio, poniendo de los nervios a los pocos que estábamos en la sala. Una manera de empezar muy mal. Además muestra una gestión artística de una gran orquesta de manera irreal y peliculera. Eso si, tiene una larga escena en un solo plano secuencia de una clase de la directora (Cate Blanchet) en la Julliard School que es para enmarcar y que podría ocupar todo un post de esta casa (hay que conseguir la escena como sea José Luís, porque es de traca): un alumno joven le larga a la directora que no quiere tocar Bach por misógino (?), maltratador (?), heteropatriacal (pronto ser «solo» hetero va a ser un problema), hacedor de música religiosa y no se cuantas cosas más (creo que hasta racista). La respuesta de la directora es vehemente y brillante y no tiene desperdicio. El chico, nervioso, no abre boca y cuando la abre es para soltarle que es una «hija de puta». Lo mismo, lo mismo aquí que cuando haces alguna observación argumentada a un (o una) progre que no es de su agrado ideológico te suelta lo de facha y aquí se acabó la conversación. Ya ves Jose Luís, pronto, muy pronto, te (nos) van a cancelar a Bach!¡Hay que ver que ideas les meten en la cabeza a los jóvenes estudiantes!
Ops! Me olvidé de «Living». ¡Absolutamente recomendable!
Living, sí, la tengo en remojo. y luego, volveré a ver Vivir, que apenas me acuerdo más que de las primeras escenas.
– Hit the Road. Ya vi que era del 2021, pero la quería incluir como fuera, y en alguna lista sale como del 2022, :-D, ya sabes que estas cosas bailan.
– Un héroe. Vista, muy buena. Por cierto, del 2021, 😀 . Por cierto, del 2021, una chejoviana minimalista coreana impresionante: Delante de tí. No te la pierdas.
– Los alegatos de «El acusado», no sólo para todos los estudiantes de derecho sino para cualquiera que no quiera vivir de prejuicios, es decir, que quiera seguir pensando con libertad.
– Tomo nota de Holy Spider. The whale, creo que la veré, pero me la temo, como temo As bestas, pero ya que me lo dices, la veré. Y lo mismo She said. Tar ya me olía un poco mal, y pasaré, pero esa escena la veo, fijo.
«The whale»: magnífica, magnífica!
Pues a por ella, ya te diré
As bestas. 10.
Coincido plenamente. Ganó justamente los Goya. En cierta parte de Cataluña, sobre todo esa mediática que solo ve agresiones catalonofóbicas y ejercen de víctimas todas las horas del día, ofendió que no se premiara a «Alcarràs». Yo he visto las dos y ambas me gustaron mucho (aunque por motivos argumentales y estéticos diferentes), pero en mi opinión «As bestas» es mejor película. Menos me gustó que nuestros cineastas, en sus presentaciones y agradecimientos, no encuentren nada reprochar a la actual situación política y social del país, no en vano había altas representaciones del gobierno. Debe ser que todo lo encuentran bien. Sin duda. Porque si no algo habrían dicho, como han hecho muchas otras veces.
De esto último, sin comentarios, que por la mañana me dan nauseas.
He «ojeado» Alcarras, y seguro que está bien, pero lo de As bestas es otra categoría, de entrada, de modo que si pica, ajos come. Al gallego bestia el Oscar le queda corto, y la peli no es de lo mejor del cine español sino de lo mejor del de todo el mundo. Magnifico guion con mucha tela y entretela, magníficamente puesto en escena, retratado, montado e interpretado (con el borrón de los guardias civiles). Y lo he visto en pantalla pequeña.
Si decides ver «Alcarràs» hazlo sobre todo en versión original. Si es importante conservar en las películas el habla original más aún en esta. Solo verla verás por qué lo digo. Además para tí «cap problema». 🙂
Cap ni un, en cap cas.