Los afectos de Magdalena a prueba

Los afectos, en psicología, se refieren a la experiencia de un sentimiento, emoción, o estado de ánimo. Descartes señaló que los afectos podían ser provocados por causas ajenas al individuo y mantenerse hasta que otro factor los modificarse. Según él, los afectos primarios, que combinándose pueden dar lugar a otros muchos, son seis: alegría, tristeza, odio, amor, admiración y deseo. Los cuatro primeros, pueden entenderse como combinaciones de la actividad-inactividad y del placer-sufrimiento

Lo cual, llevado al terreno musical, correspondería a:

Tomamos ahora cuatro números de la Maddalena ai piede di christo de Caldara, que es de muy buen tomar, elegidos por tener textos que expresan cada uno de esos cuatro afectos. Y a ver si su música cumple.

  • Dormi, o cara, e formi il sonno

Dormi, o cara, e formi il sonno, Per far grati i tuoi riposi, Mille idee d’amico piacer.
Duerme, querida, y que el sueño forme, Para que tu reposo sea agradable, Mil ideas de amable placer.

Canto amoroso, debía ser lento y en tonalidad mayor, y… ¡lo es! Re mayor. Empezamos bien.

  • Orribili, Terribili

Orribili, Terribili Furie dell’Erebo, Date forza al mio valor. Con le sferze di Ceraste Agitate, Flagellate Il mio furor!
Horribles, Terribles furias del Erebo,  Dad fuerza a mi valor. Con vuestros látigos de viboras, Agitad, Flagelad mi furor!

Echando leña al odio. Rápido es; menor… no! Mi bemol mayor. Un fallo… Claro que “la armadura (cantidad de alteraciones de bemoles o sostenidos que se indica bien al principio de cada pentagrama y antes o después de la designación del compás) de tres bemoles denota la posibilidad de pertenecer a dos tonalidades: Una mayor (Mi bemol mayor) y la otra su relativo menor (una tercera disminuida descendente de la tonalidad mayor), o sea, Do menor”.

De modo que no está tan claro, no ya todo ese berenjenal que expone mi socio y aquí amabilísimo y docto asesor Josep Olivé (responsable a todos los efectos de ésta y de todas las atribuciones de tonalidad), sino tampoco que sea en mi bemol mayor. Aunque luego sigue, incansable: “En estos casos es la «tónica» (la nota base y principal de la composición y donde descansa la mayoría de resoluciones de los acordes) la que decanta la tonalidad mayor o menor de la partitura. Este caso es muy curioso, porque la nota que inicia la frase de entrada es un «fa» (que no es ni la tónica ni tampoco otra nota muy importante, que se denomina la «dominante», una quinta ascendente de la tónica). Sin embargo la partitura sí acaba claramente en un acorde de tónica de Mi bemol y no de Do. Y esto último es lo que testimonia que estamos ante una tonalidad mayor. Por consiguiente sigo apostando por Mi bemol mayor.”

Sigue apostando que es mayor a pesar de haberle rogado que revisase con buenos ojos el caso. Afortunadamente, hay un odio como debe ser:

  • Parti, che di virtù

Parti, che di virtù Il gradito splendor Scorger non puoi. Come mai tra foschi orror Di tue colpe La sua luce veder vuoi?
Vete, que tu no sabrías percibir el amado esplendor de la virtud. Como podrías tú, a través de los oscuros horrores de tus faltas, ver su luz?

Odio, lo que se dice odio a muerte, puede que no, pero tampoco parece muy cariñoso el trato que el fariseo le da a Maddalena. Y  la bronca cumple: Rápida y menor, concretamente Re menor, porque “finaliza en acorde de tónica de Re, y por tanto corresponde a tonalidad menor. De ser modo mayor la tónica debería ser Fa (Fa mayor).” Obvio. Hemos salvado un escollo. Sigamos alegremente:

  • Fin che danzan le grazie sul viso

Fin che danzan le grazie sul viso, Avvezzati a ridere, Impara a goder. Verrà l’etade algente, Che repente Darà bando al bel piacer.
Mientras dancen las  gracias en tu rostro, Acostúmbrate a reír, Aprende a disfrutar.  Vendrá la edad de hielo, Que pronto prohibirá el hermoso placer.

Más explícitamente alegre imposible. Y rápido y en Do mayor, bingo y alegría, ya solo queda la tristeza.

  • Per il mar dil pianto mio

Per il mar del pianto mio Disprezzar saprò le pene. Se, Giesù, sei la mia stella A te humilio il mio desio, Al tuo piè son mie catene.
En el mar de mis lágrimas Sabré despreciar las penas. Si, Jesús, tu eres mi estrella, Ante ti humillo mi deseo, A tus pies están mis cadenas.

Tristísima tristeza de Magdalena, lento lentísimo, y… ¡de lo más menor, como debe ser, un Sol menor como un sol. ¡Cuatro de cuatro!

Para celebrarlo adecuadamente a las circunstancias, es decir, hechos una magdalena, cantaremos con ella, pero ahora de rodillas, otra tristísima aria, naturalmente lenta y en Si menor (por no decir Si señor, que lo tiene en propiedad la Misa de Bach), la bomba atómica del oratorio.

  • In lagrime stemprato Il cor qui cade

In lagrime stemprato Il cor qui cade. Già s’elesse, Per l’orme impresse Del tuo piè, di seguir Del Ciel le strade.
Deshecho en lágrimas Mi corazón se abandona. Ha escogido ya Seguir la huellas Dejadas por tus pies, Seguir el camino que lleva al Cielo.

Se confirma pues el análisis de Descartes aplicado a la música barroca: La alegría se expresa con mucha marcha y a pleno pulmón, la tristeza, con lentos susurros, el odio, sin pausa pero sibilinamente. Y para el amor, calma (que no inacción) y suavidad.

Ciertamente, el oratorio de Caldara tiene una treintena de arias y alguna “habrá” (digamos) que no pase la prueba, pero tampoco hay que agotar al personal. Porque la conclusión principal del experimento es realmente otra: Maddalena ai piedi di Cristo es una obra maravillosa, particularmente si se escucha en la primitiva y difícilmente superable grabación de René Jacobs en Harmonia Mundi, con, entre otros, Maria Cristina Kiehr, Bernarda Fink y Andreas Scholl y la Schola Cantorum Basiliensis, porque si la primera parte es extraordinaria

la segunda es aún mejor.

Y para cualquiera que quiera comprobar si lo de las tempos y las tonalidades de los afectos se cumple en todas las arias, esta es la sencilla herramienta que Josep Olivé nos deja, gracias le sean dadas,

y ésta la partitura del oratorio, que se abre con un click y un poco de paciencia, que pesa lo suyo.

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Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
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4 respuestas a Los afectos de Magdalena a prueba

  1. josepoliv dijo:

    No conocía este análisis de Descartes respecto de la música barroca, que creo aplicable al clasicismo y a una buena parte del romanticismo. Y casi diría que a toda la música en general. Ha sido un divertido e interesante ejercicio sobre una muy emocionante obra de Caldara.

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