Teoría de la música (2)

Poster/Chuleta de Teoría Musical

¿A qué nos referimos, habitualmente, cuando hablamos de una teoría? Por lo general, las teorías se asocian a una actividad o método científico. En ciencia se observan los fenómenos naturales y se intente formular una afirmación racional que sea cierta y aplicable a todos los fenómenos relacionados. A los teóricos científicos no les gusta que las cosas sean inexplicables o irracionales; tratan de concebir una explicación racional que sea válida para todos los fenómenos en cuestión. Esta explicación racional puede utilizarse luego como herramienta para comprender otros fenómenos similares. Con el tiempo, se observan fenómenos que no encajan con la teoría y hacen necesaria su revisión. Se idea entonces una nueva teoría, aunque cada nueva teoría sólo puede ser una explicación provisional de aquello que no entendemos completamente. La naturaleza no actúa según leyes; las “leyes” de la naturaleza son sólo nuestra forma de intentar comprender teóricamente lo que hace la naturaleza. En otras palabras, la naturaleza no sigue leyes, las leyes se derivan de la naturaleza.

Lo mismo ocurre con la música. La música no es una especie de servidora ciega de las «leyes» elaboradas por los teóricos. Los teóricos observan la música e intentan formular explicaciones y señalar coherencias. En casi todos los casos se pueden encontrar excepciones a la regla o teoría en cuestión. Es fácil encontrar evidencias en la música real que contradicen frontalmente el «saber» tradicional de un libro de teoría musical.

El principal problema de la teoría musical es que no es de ningún modo una teoría. Las teorías sobre los fenómenos musicales se diferencian de las teorías científicas en dos aspectos muy importantes. El primero es que la teoría musical es mucho más tolerante con las excepciones. Cuando se descubre una excepción a una teoría científica, la teoría debe revisarse para incluir o explicar la excepción. Los teóricos de la música lo tienen mucho más fácil: «Bueno, vale, hay excepciones a mi teoría, pero en general…» Esto debería enfatizar el hecho de que las teorías de la música son pautas para la comprensión, no reglas que explican (y mucho menos rigen) todo su funcionamiento. Lo cual apunta a la segunda diferencia importante. Los científicos teorizan sobre los fenómenos naturales, mientras que los teóricos de la música consideran fenómenos musicales que son el resultado de una toma de decisiones humana. Esto significa, en primer lugar, que los hombres pueden fácilmente tomar la decisión voluntaria de desafiar o ignorar las teorías. Y en segundo lugar, esto lleva a un error muy común sobre lo qué fue primero, si la música o la teoría. Algunos teóricos incluso dan a entender que la música se escribe de acuerdo con ideas teóricas. Tratan sus «reglas» descriptivas como si fueran gramáticas generativas obligatorias. Los buenos compositores nunca han tomado sus decisiones basándose en lo que un teórico les dijera que era correcto. Tampoco asumiríamos jamás que la naturaleza se comportase como lo hace porque Isaac Newton o cualquier otra persona dijera que debería hacerlo.

Los compositores tienen conocimiento de lo que los teóricos han conjeturado sobre la estructura de la música. Eso forma parte de la educación y las habilidades de cualquier compositor, que, en cierto sentido, utiliza todo el conocimiento acumulado sobre teoría y estilo musical para guiar sus decisiones compositivas. Sin ese conocimiento, el compositor estaría nadando sin rumbo en el gran mar del “todo es posible”. Los compositores se imponen restricciones a sí mismos para dar coherencia a sus ideas. Pero es el conjunto de restricciones que eligen los compositores las que luego formulan los teóricos, y no al revés. Schubert nunca se preocupó por si estaba usando una escala menor melódica o menor armónica (aunque ciertamente era consciente de que estaba elevando el séptimo grado de la escala de La menor cuando escribía un Sol#). Hizo lo que hizo de acuerdo con las tradiciones de su cultura musical y porque su sonido le funcionaba a él; sólo más tarde un teórico llamó a la colección de notas que usaba «menor melódica» o «menor armónica». Beethoven nunca se dijo a sí mismo: «He oído hablar de algo llamado ‘escala menor armónica’. Creo que intentaré incluir un par de ellas en mi próxima pieza». Para nosotros, el término «escala menor armónica» es sólo una forma práctica de transmitirnos verbalmente que estamos hablando de un conjunto de notas con una determinada configuración: una escala menor con el séptimo grado elevado. – Chris Dobrian. Música y lenguaje.

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Las apariencias no engañan
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