Liebster Gott, erbarme dich,
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¡Amado Dios, ten piedad,
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Vigila que tu temor de Dios no sea hipócrita es el título de esta breve cantata compuesta por Bach durante su primer año en Leipzig. Preciosa de principio a fin, su joya es la segunda aria, Liebster Gott, erbarme dich, muchísimo menos conocida pero no muy inferior al insuperable Erbarme dich que nos recuerda su título, el de la Pasión según San Mateo. Se trata de una súplica, Amado Dios, ten piedad, que, de modo bastante excepcional en Bach, está acompañada únicamente por dos oboes «da caccia» (y el contínuo), una sobriedad que acentúa la fuerza dramática del canto. Años después, Bach usaría la música para el Qui tollis de la Missa brevis en La mayor, BWV 234, con un par de flautas en vez de los oboes, pero aquí también con cuerdas, que tampoco está mal del todo.