Genios despilfarradores

Componer debe ser bastante más que idear melodías bonitas o adecuadas, pero seguro que ese es un elemento crítico y distintivo, y probablemente el que menos se puede enseñar y aprender. Por eso me quedo pasmado cuando veo como una preciosidad que, convenientemente estirada, combinada y repetida podría dar para un movimiento sinfónico, es fundida por los genios en el altar del arte en unos pocos segundos.

Los dos casos que tengo más presentes son los de Mozart y Verdi en Las bodas de Fígaro y Falstaff respectivamente. Del primero, la cavatina con la que Barbarina inicia el cuarto acto lamentando haber perdido el broche que debía devolver a Susana de parte del conde. Canta Yvonne Kenny y George Solti dirige a la London Philharmonic Orchestra: L’ho perduta, me meschina!

 

 

La verdad es que Mozart hace todo lo contrario de despilfarrar, porque en 1784, dos años antes de estrenar la ópera, ya había publicado el Concierto para piano Nº 18 cuyo segundo movimiento, Andante un poco sostenuto, evoca claramente esa canción y que parece claro aprovechó para Las bodas de Fígaro como podemos comprobar si escuchamos esta interpretación de Murray Perahia dirigiendo desde el piano a la English Chamber Orchestra.

Por si finalmente Barbarina es recusada, tenemos en reserva otra inmensa miniatura del mismo Mozart: El Quinteto Di scrivermi ogni giorno de Così fan tutte, en el que menos de dos minutos dan suficiente para que las dos parejas protagonistas se prometan copiosa correspondencia y absoluta fidelidad durante su separación, mientras el incrédulo Don Alfonso amenaza con estallar por contener la risa que le da la tontería. Montserrat Caballé, Janet Baker, Nicolai Gedda, Wladimiro Ganzarolli y Richard Van Allan con la Orquesta del Royal Opera House dirigida por Colin Davis.

El ejemplo de Verdi es la micro-aria en la que el orondo Falstaff se engaña por enésima vez recordando lo ligero, sutil y maravilloso que había sido en su juventud,  Quand’ero paggio del duca di Norfolk. Tito Gobbi y la Philharmonia Orchestra bajo las ordenes de Herbert Von Karajan. Ni medio minuto.

Y ya está. Tratando de imitar a los dioses, por esta vez no le daré más vueltas al asunto, aunque si me proponéis otros monumentos a la brevedad como estas tres joyas, podríamos añadirlos aquí e ir haciendo una colección.

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>>>> allau

Mozart –  Trío de las máscaras de Don Giovanni (Protegga il giusto cielo…) – Joan Sutherland,  Elisabeth Schwarzkopf,  Luigi Alva. Philarmonia Orchestra. Carlo Maria Giulini.

Debussy – Sublimes segundos iniciales de Pelléas et Melisande (de Je ne pourai plus sortir de cette forêt) – Orchestre symphonique de Montréal. Jacques Dutoit.

Bartók – Primeros compases del Concierto para piano Nº 3 (del Allegreto) – Yefim Bronfman. Los Angeles Philarmonic. Esa-Pekka Salonen.

Ravel – Minuto y medio inicial y feérico de la segunda parte de la no-ópera esencial L’Enfant et les sortilèges (Musique d’insectes, de rainettes, etc).  Orchestre Nacional de la R.T.F. Lorin Maazel.

>>>> Angels

Wagner – El intervalo disonante de Tristan e Isolda que marca por donde van a ir los tiros en toda la obra (Preludio del Primer Acto).  Orchestre de Paris. Daniel Barenboim.

>>>> maac

Verdi – La conjunción de melodías en el dúo Violetta-Germont en La Traviata, algunas apenas apuntadas, (Ah ! dite alla giovine, Imponete…, Non amarlo ditegli, Morro ! La mia memoria) Maria Callas, Ettore Bastianini. Orchestra del Teatro alla Scala. Carlo Maria Giulini.