No abundan los retratos de lectores varones y está por ver si en alguno tiene relevancia, no ya una rosa, sino cualquier flor. La tradición era regalar una rosa roja a la mujer y que ella correspondiera con un libro pero hace ya tiempo que para los dos hay libro, y más recientemente, también rosas y de todos los colores. Sin embargo, dicen las encuestas que, “el porcentaje de mujeres lectoras en su tiempo libre es significativamente superior al de los hombres en todos los grupos de edad”. Y podría apostarse a que son también ellas las que más cuidan y disfrutan de las rosas. Aunque Picasso pintase a su musa lectora sin flor y dormida.
® Hace diez años: Rosa, rosa, rosam