Las tres canciones del gondolero veneciano de las Canciones sin palabras de Mendelssohn

A lo largo de su vida, Mendelssohn compuso una serie de breves piezas líricas para piano que fueron publicadas en ocho volúmenes entre 1832 y 1845. A excepción del primero, titulado «Melodías originales para pianoforte», las restantes se reunieron bajo el epígrafe de «Canciones sin palabras» (Lieder ohne Worte), parece ser que por sugerencia de la hermana del compositor, Fanny, quien también escribió algunas, como, entre otros, haría igualmente Elgar. En España se optó por traducir como “Romanzas sin palabras“, de acuerdo con su naturaleza sentimental pero no tanto con el título original, más explicito respecto al contrasentido de carecer de letra llamándose canciones.

Todas breves, sencillas y relativamente asequibles para pianistas aficionados y muy adecuadas para el estudio, sufrieron sin embargo del rechazo general hacia la obra de Mendelssohn suscitado por Wagner y seguido durante más de un siglo por quienes llegaron a considerarle un “kitsch” religioso, caso del influyente teórico estadounidense Charles Rosen, algo que hoy parece casi sectario, y que incluso obras menores como estas piezas, que en su pequeño formato explotan inteligentemente las posibilidades del piano romántico, se encargan de desmentir.

Entre ellas se encuentran tres “canciones” que comparten título, Venetianisches Gondellied, «Canción del gondolero veneciano», adoptando, además de las características generales de la colección, las de las barcarolas, melancólicas y nostálgicas, todas en tonalidades menores y tempos lentos, con un ritmo evocador de un paseo en góndola por los canales de Venecia.

La primera cronológicamente, la número 6 del Primer Libro, Andante sostenuto en Sol menor de las Canciones sin palabras op. 19b, debió llamar la atención de Richard Strauss, que la empleó sin ambages para la Canción de cuna de su Sinfonía doméstica, de 1898, antes de que la llegada al poder del nazismo pudiera impedir la mera cita a un compositor judío. [El bebé de la sinfonía, su hijo, se llamaba Franz, como su abuelo y como el famoso profesor de Copenhague del TBO]

En la op. 30, Segundo Libro y también con el número 6 se halla la segunda Venetianisches Gondellied, Allegretto tranquillo en Fa sostenido menor, con el patrón de acompañamiento presentado en la introducción [que, tonalidades al margen, valdría para los Recuerdos de la Alhambra]

Finalmente, con el mismo título, pero en la op. 62, Quinto Libro, encontramos en el número 5  un Andante con moto en La menor, una composición más sofisticada que muestra la evolución de Mendelssohn en los seis o siete años que la separan de la primera [y que, especialmente al inicio, puede evocar la ternura de Poverty, uno de los temas que Ennio Morricone (recientemente retirado que no fallecido; María Teresa descubre hasta los errores en las preguntas) compuso para Erase una vez América][película de gangsters que empieza como los cuentos] [tema que se escucha en la inolvidable escena en que el pequeño Patsy empieza por probar y acaba devorando el pastelito inicialmente destinado a comprar los servicios de Peggy]

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Las apariencias no engañan
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