Claudio Magris – Conjeturas sobre un sable

Además de un enorme talento y sensibilidad, Claudio Magris tiene una cultura apabullante y es un ensayista y filósofo capaz de volar a alturas a las que pocos le pueden seguir, y aunque el lector medio puede disfrutar muchísimo de obras como “El Danubio”, no dejará de intuir lo mucho que se le escapa. Por eso son tan recomendables otros libros suyos menos eruditos, como este “Conjeturas sobre un sable” (Illazione su una sciabola, qué sonoridad) en el que resaltan especialmente sus dotes narrativas y poéticas, y que, salvo por el número de páginas, no es un Magris menor, que seguramente tampoco los hay.

El libro es la larga carta con que un anciano sacerdote informa del resultado de sus investigaciones acerca del destino de un general cosaco anticomunista que se alineó con los nazis durante la segunda guerra mundial, pretendiendo obtener como contrapartida una patria para su pueblo. Este personaje es un complejo y contradictorio arquetipo, cuya grandeza se contrae en una pose cojitranca, que la transforma en su caricatura, un aventurero a la vez defensor y bandido, anarquista y reaccionario, que el clérigo descubre y perfila entre las discordantes versiones que va recogiendo, subrayando la relatividad de las verdades históricas y sus borrosos límites con el mito.

Primero como si nos hablara al oído, la voz del capellán va pasando a segundo plano a medida que los hechos (o las conjeturas) se adueñan de la narración, para reaparecer de nuevo con las reflexiones finales que de nuevo permiten el mayor lucimiento de la elegante prosa de Claudio Magris. Pero en esta pequeña joya se encuentra también una buena colección de observaciones y aforismos tan agudos como cabría esperar de su autor, especialmente disponiendo como portavoz de un entrañable cura que ya siente cercana y deseable la muerte, ese abrazo de la tierra… / …semejante a lo que imagino debe ser el amor de una mujer, que para un cura es algo vedado, el estrecharse confiados a un cuerpo dulce y fuerte, grande.

ayudar quiere decir escuchar al otro, seguirle en sus laberintos sin extraviar el propio camino, apoyarle sin debilidad y corregirle sin rencor, identificarse con sus fantasmas sin perder los propios, saber ofrecer la otra mejilla o darle una bofetada, según los casos.

La ambigüedad es un pretexto de los débiles, para achacar al mundo su incapacidad de discernir, como un daltónico que acusase a la hierba y a las amapolas de tener colores indistinguibles.

Es característica de quien está acosado por la muerte aferrarse a la hora de paz que consigue arrebatar, aunque ésta en realidad precipite su fin. La jeringuilla con la que un drogado se pincha, le quita años de vida, pero le regala un día. Tal vez estemos viviendo también nosotros de esa forma.

Las acciones tienen un peso y una dignidad que no valoramos nunca lo suficiente y no son revocables a nuestro gusto, como una fácil retórica de las buenas intenciones quisiera hacernos creer. Son los primeros pasos en el mal aquellos de los que debemos guardarnos; cuando ya estamos encaminados, cualquiera que sea el sendero, es difícil volver atrás… / La fulguración lírica de un instante difícilmente puede vencer a la continuidad épica de una historia. La costumbre ejerce un extraordinario poder sobre nosotros; nos induce a repetir los mismos gestos con descuidada esclavitud, tanto si se trata de coleccionar sellos como de fumar o de hacer de verdugo.

cada casa es un espacio familiar, recortado pacientemente en el vacío del universo

el fascismo es, en primer lugar, esa incapacidad de entrever la poesía en la dura y buena prosa cotidiana, esa búsqueda de una poesía falsa, enfática y excitada.

incluso una tarde de más en el café San Marco es poca cosa respecto a la eternidad, pero es sin embargo siempre algo, y tal vez no tan poco.

En «Otro mar», el protagonista ha comprendido que amar quiere decir escuchar y que leer es mejor que escribir: Sobre todo cuando se trata de esta literatura con mayúsculas, de la que te hace pasarte de parada en el autobús y correr después, primero para no llegar tarde al trabajo y luego para recomendarla, aunque sea con dieciocho años de retraso.

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Como Claudio Magris no se merece aquí la danza del sable, lo acompañaremos con el también triestino Victor de Sabata dirigiendo Tosca en 1953, casualmente, a Maria Callas.

Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
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12 respuestas a Claudio Magris – Conjeturas sobre un sable

  1. OLYMPIA dijo:

    Se m’escapen moltes coses de Magris i de molts altres escriptors. M’agrada però les seves cites constants al pensament filòsofic, a la història, a la cultura popular etc., carreguen l’essència dels seus textos per demés elegants i de molt bon llegir. Cada cop que se m’escapa alguna cosa, i és sovint, m’ho prenc molt bé. Ningú ho pot saber tot. Si el tema m’interessa en prenc nota i investigo.
    Trobo a faltar una tarda més al caffé San Marco on, entre d’altres, hi vaig anar a parar una tarda de diluvi mentre a dins s’hi celebrava felliniament una mena de festa de jubilats friulans.
    Salute, José Luis!

    • José Luis dijo:

      Ningú ho sap tot, però aquest en sap molt, i a llibres com «El Danubi» es ben evident. Però, com dius, sempre es de molt bon llegir.

      Grazie tante e arrivederci!

  2. alopez47 dijo:

    Jose Luis:

    Me ha encantado tu reseña. El libro me parece más que interesante, tanto por el tema que recrea Magris, como por su refinado estilo. Tomo nota.

  3. maac dijo:

    Me parece que este libro, a los simples como yo, nos aportará bastante frustración. La eternidad, el espacio, el vacío, el instante, lo poético, el universo… Uf… No sé si me dará una oportunidad.

    • José Luis dijo:

      maac, el simple, como todos hemos notado. JA-JA-JA (no son risas; leer sin entonación). Tendré que pedir disculpas a Magris, porque comprendo que después de leer mis floripondios hagas Uf, pero no creo que lo que he puesto de él pueda ser frustrante, ni siquiera para gente la mitad de simple que tú. Léelo con un poco de calma, como si fueran las letras de un aria de Handel 😉

  4. kalamar dijo:

    Me perdí la expo de Trieste y Magris en el CCCB, en parte porque todavía no he leído nada de él. Será cuestión de empezar. Tengo tantos en lista de espera…

    JL, mira el correo, urge!

  5. Angels dijo:

    Ültimamente voy comprando libros ,pero luego están en barbecho .Espero que llegue algún dia en que no tenga nada que hacer y empiece por uno ligerito y así subiendo de dificultad.!Figurate que incluso me he comprado el último de José Antonio Marina !porque este señor te enseña muy bien aunque a mi me va un poco retardado.adiós y MUASSSssssssss

    • José Luis dijo:

      De Marina leí «Etica para naúfragos», que tiene algún trozo muy dificil, pero otros muy interesantes y de los que aprendí mucho. Recuerdo que puntualiza que no tenemos derechos; tenemos hígado y bazo, pero no tenemos derechos; los derechos nos los damos.

      Adios y Muasssssssss

  6. Angels dijo:

    El último que me he comprado es «la inteligencia ejecutiva» .Espero que cuando lo lea notes los efectos.Adiós y MUASSSssssss

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