Se porta uno mal y lo quitan de la foto. Ya lo advirtio Guerra y desde el Photoshop, lo de Stalin quedó en juego de niños. Claro que, con las prisas, se les ve la patita, y aún tras subsanar el error, el hueco es clamoroso, que una cosa es cargarse al titular y otra hacer desaparecer el puesto (algo que pasa en las mejores familias, verdad?)
Las prisas. Naturalmente, con medio “gobierno legítimo” en el “exilio” y el otro medio “preso político”, no podían hacer una nueva foto sin el apestado. Y es urgente mantener la ficción romántica, porque hay elecciones, aunque esa misma ficción choque frontalmente con ellas. Estas semanas traen a Orwell a la memoria: Por su Homenaje a Cataluña y la crónica de la sustitución de la utopía anarquista por el autoritarismo estalinista, también por Rebelión en la granja, pero sobre todo por 1984 y la poshistoria del ministerio de la verdad.