La música como lenguaje

La frecuente cita poética, «La música es el lenguaje universal de la humanidad» (Longfellow), es indicativa de la calidad comunicativa de la música y, al mismo tiempo, es indicativa de la naturaleza esquiva y ambigua de lo que sea que la música comunica. ¿Es la música un lenguaje universal? ¿Es realmente un idioma?

Dado que la música es un estímulo para nuestro sentido del oído, está claro que la música puede, e inevitablemente lo hace, transmitir información. ¿Cuál es la naturaleza de esa información? ¿Qué expresa? Estas preguntas han sido durante mucho tiempo, y continúan siendo, la fuente de un debate considerable. Las siguientes citas resumen algunas opiniones.

Considero que la música es, por su propia naturaleza, incapaz de expresar nada en absoluto, ya sea un sentimiento, una actitud mental, un estado de ánimo psicológico, un fenómeno de la naturaleza, etc… Si, como ocurre casi siempre, la música parece expresar algo, esto es solo una ilusión, y no una realidad….

El fenómeno de la música se nos ha dado con el único propósito de establecer un orden de cosas, incluyendo particularmente la coordinación entre el hombre y el tiempo. Para ser puesto en práctica, su requisito indispensable y único es la construcción… Es precisamente esta construcción, este orden logrado, lo que produce en nosotros una emoción única que nada tiene en común con nuestras sensaciones ordinarias y nuestras respuestas a las impresiones de la vida cotidiana.

¿No le pedimos, en verdad, lo imposible a la música cuando esperamos que exprese sentimientos, que traduzca situaciones dramáticas, incluso que imite a la naturaleza?

Igor Stravinsky.

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Nuestro público ha llegado a identificar el romanticismo musical del siglo XIX como análogo al arte de la música en sí. Debido a que el romanticismo fue, y sigue siendo, una expresión tan poderosa, tienden a olvidar que la gran música se escribió durante cientos de años antes de que florecieran los románticos.

La música expresa, en diferentes momentos, serenidad o exuberancia, arrepentimiento o triunfo, furia o deleite. Expresa cada uno de estos estados de ánimo, y muchos otros, en una innumerable variedad de sutiles matices y diferencias. Incluso puede expresar estados para los que no existe una palabra adecuada en ningún idioma. En ese caso, a los músicos les gusta decir a menudo que sólo tiene un significado puramente musical. A veces van más allá y dicen que toda la música tiene sólo un significado puramente musical. Lo que realmente quieren decir es que no se puede encontrar una palabra apropiada para expresar el significado de la música y que, incluso si pudiera, no sienten la necesidad de encontrarla.

Mi propia opinión es que toda la música tiene un poder expresivo, algunas más y otras menos, pero que toda la música tiene un cierto significado tras las notas y que ese significado tras de las notas constituye, después de todo, lo que dice la pieza, de lo que trata la pieza. Todo este problema se puede plantear simplemente preguntando: «¿Tiene algún significado la música?» Mi respuesta a eso sería, «Sí». Y «¿Puedes decir en palabras cuál es el significado?» Mi respuesta a eso sería, «No». Ahí radica la dificultad.

Aaron Copland.

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Dentro de la órbita de la tonalidad, los compositores siempre han estado sujetos a ciertas leyes expresivas del medio, leyes que son análogas a las del lenguaje… La música es, de hecho, «extra-musical» en el mismo sentido en que la poesía es «extra-verbal’, ya que las notas, como las palabras, tienen connotaciones emocionales… La música funciona como un lenguaje de las emociones.

Deryck Cooke.

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Una determinada pieza musical puede causar reacciones notablemente diferentes en diferentes oyentes. Como ilustración de esta afirmación, me gusta mencionar el segundo movimiento de la Séptima Sinfonía de Beethoven, que he descubierto que lleva a algunas personas a un pseudo sentimiento de profunda melancolía, mientras que otro grupo lo toma por una especie de scherzo escandaloso, y un tercero por una especie de pastoral moderada. Cada grupo tiene justificación para entenderlo como lo hace.

Paul Hindemith,

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Sin duda, Hindemith acierta al observar que la gente reacciona emocionalmente de diferente manera ante una determinada pieza musical, pero su afirmación de que cada reacción es igualmente justificable no tiene en cuenta un simple aspecto psicológico. ¿No será que algunos oyentes son incapaces de comprender correctamente el sentimiento de la música? La respuesta, por supuesto, es sí… Tales personas, que sabemos existen, simplemente no son musicales.

Deryck Cooke.

La firme afirmación de Stravinsky de que la música es «incapaz de expresar nada en absoluto» es sin duda sintomática de una reacción exagerada contra los excesos poéticos de los comentaristas musicales con inclinaciones románticas, o de un esfuerzo por distinguirse de los «expresionistas» vieneses. Sin embargo, su creencia profesada era que, si la música trata de algo, si es «sobre» algo, es sobre música.

Así como el cubismo es una declaración poética sobre objetos y formas, y sobre la naturaleza de la visión y la forma en que percibimos y conocemos las formas, y sobre la naturaleza del arte y la transformación artística de objetos y formas, la música de Stravinsky es una declaración poética sobre objetos musicales y formas auditivas.

Eric Salzman.

En el extremo opuesto a Stravinsky se encuentra el musicólogo británico Deryck Cooke, quien sostiene que la música es un lenguaje para expresar estados emocionales, y que además es (al menos en el caso de la música tonal) un lenguaje estrictamente codificado en el que cada grado de la escala significa una determinada emoción y no permite más que una única lectura específica. El argumento de Cooke en favor de su teoría en The Language of Music cita una gran cantidad de ejemplos como apoyo, pero adolece de a) una tendencia a extrapolar el contenido emocional inherente de los grados musicales basándose en clichés obviamente fundamentados en los estilos y la cultura, y b) la atribución de cualidades emocionales que son tan ambiguas como para ser indiscutibles pero a la vez carentes de sentido porque hacen aseveraciones opuestas simultáneamente. Por ejemplo, dice que «Subir de tono en menor… puede ser una vigorosa afirmación agresiva y/o una protesta contra un sentimiento doloroso». Bien, si puede ser una «afirmación» de algo y/o una «protesta contra», entonces ha cubierto todas las posibilidades y por lo tanto no nos ha dicho nada.

La opinión intermedia de Aaron Copland de que la música puede expresar significados tanto musicales como extramusicales sugiere fuertemente un poder comunicativo (informativo) en la música, pero su creencia de que la música «puede incluso expresar estados para los que no existe una palabra adecuada en ningún idioma», indica que siente que la música no tiene nada parecido a la naturaleza explícitamente significativa del lenguaje. De hecho, su referencia a la existencia de un «significado puramente musical» lo acerca mucho más a Stravinsky que a Cooke.

Si bien hay desacuerdo sobre lo que expresa la música, hay al menos un acuerdo general en que la música persigue producir en nosotros emociones, ya sean estrictamente musicales o extramusicales, a través de su forma, de su contenido o de ambos. Así, claramente nos da estímulos e información, pero eso no es prueba de que sea un lenguaje. 

El lenguaje es un conjunto (vocabulario) de símbolos (significantes, para usar la terminología de la semiótica), cada uno de los cuales se refiere a (indica, significa) una o más cosas concretas o conceptos abstractos. Estos símbolos se combinan según una gramática de reglas más o menos estricta. La combinación de las unidades simbólicas en una estructura gramatical específica produce un significado nuevo y adicional. Así funcionan los lenguajes verbales, y también lenguajes escritos especializados como los de las matemáticas y la programación informática.

¿Se ajusta la música a esta definición de lenguaje? Primero, reduzcamos la pregunta considerablemente. ¿La música clásica europeo-americana se ajusta a esta definición? A pesar de los intentos a lo largo de la historia de responder afirmativamente -desde la República de Platón hasta la musica reservata del siglo XVI, la doctrina de los afectos del siglo XVIII y el Lenguaje de la música de Cooke-, todas las formulaciones teóricas de un «lenguaje de la música» o bien han demostrado ser aplicables solo a un período y estilo particular o no han sido ampliamente aceptadas como un sistema significativo.

Sin embargo, el hecho de que un sistema lingüístico pueda incorporarse potencialmente a cualquier conjunto circunscrito y perceptible de sonidos (u objetos de cualquier tipo) no es trivial. Existe música comunicativa puramente funcional, y existen en la música de muchas culturas y épocas ciertos símbolos sonoros ampliamente aceptados. Dichos símbolos son un subconjunto de sonidos o frases musicales que se reconocen como objetos musicales conocidos y que generalmente denominamos clichés. El conocimiento de esos símbolos y, de hecho, de los clichés musicales en general, es esencial para la comprensión musical porque tienen un significado, ya sea musical o extramusical.

De hecho, no obstante, un tipo de música compuesta enteramente por símbolos sonoros es extremadamente raro. Los símbolos y otros clichés casi siempre son simplemente un subconjunto de los sonidos aceptables de una cultura o estilo musical, y esa cultura o estilo es a su vez simplemente un subconjunto de la música. Por lo tanto, aunque la música puede contener símbolos discernibles y, por lo general, emplea algún tipo de gramática, los dos rara vez están relacionados de algún modo, y los símbolos son casi invariablemente sólo un pequeño subconjunto de cualquier pieza musical.

La conclusión a la que llegamos, es entonces que un determinado estilo de música incluye a menudo elementos lingüísticos simbólicos y gramaticales, pero no es en sí mismo un lenguaje. Es aún más insostenible decir que la música (independientemente del estilo) es un lenguaje, mucho menos un lenguaje «universal» de símbolos, gramática y significado acordados. La música no es un «lenguaje universal» más de lo que la suma total de todos los sonidos vocales sería un lenguaje hablado universal. Cualesquiera que sean los elementos lingüísticos que pueda poseer una música, dependen en gran medida de asociaciones culturales explícitas e implícitas, todas las cuales, a su vez, dependen de la sociedad y del individuo. Aunque los medios de comunicación y las telecomunicaciones están aumentando la conciencia sobre la música de otras culturas, la mayoría de la gente  aún no está más cerca de conocer toda la música que de conocer todos los idiomas.

También debemos tener en cuenta que la representación simbólica no es el único medio de expresión. La música puede, por su propia forma (es decir, por las abstracciones que derivamos de su forma), expresar conceptos abstractos o visuales, o puede presentar un atractivo inmediato y visceral para nuestros sentidos (nuestra respuesta inconsciente). Estos no son modos de expresión que dependan del lenguaje, aunque, sin embargo, pocos negarían su existencia en la música.

Chris Dobrian. Música y lenguaje.

Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
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7 respuestas a La música como lenguaje

  1. josepoliv dijo:

    Estoy bastante en sintonía con Deryck Cooke. Per vamos, cuanto mayor me hago más cómodo me siento con explicaciones sencillas. Para mí la música es un fenómeno acústico que causa sensaciones extraordinariamente placenteras a quién las detecta.

    • José Luis dijo:

      Según lo cual, el murmullo de un rio, el del aire en las hojas de los árboles, el canto de los pájaros (el de algunos), sería música. Y también el timbre de la puerta en algunas ocasiones.

      Cuanto mejor se entiende algo más fácil es explicarlo de un modo sencillo. A mi me parece que la música es un misterio.

      • josepoliv dijo:

        Deducción impecable. Y lo es tanto que hace que deba enmendarme, o por lo menos, matizar lo descrito. No siempre las explicaciones sencillas son precisas, más si cabe, como en mi caso, cuando se hacen de manera un tanto improvisada. ¡Y yo que pensaba que me había salido la sentencia definitiva para explicar lo que es la música!
        El fenómeno acústico a que me refiero es de naturaleza artística. Es decir, se trata de conjugar sonidos para generar arte, un arte musical. Los maravillosos sonidos generados por la naturaleza son eso, sonidos, que convenientemente imitados instrumental o vocalmente se transforman en música. Y sí, la música es un misterio, más misterio en su recepción personal e intransferible, que en su generación.
        Lo que nunca he visto claro es la aseveración de que la música es un lenguaje universal, a no ser que un «lenguaje» pueda entenderse también de manera abstracta. Si me atengo al concepto de lenguaje como forma común de entendimiento, entonces la música siempre será con mucha dificultad un lenguaje universal, puesto que puede no entenderse de la misma manera en distintos lugares y culturas y hasta tan siquiera puede llegar a entenderse.

        • José Luis dijo:

          No te rectificaba. No es difícil defender que el canto de los pajarillos sea música. Sólo hay que ponerse poética y románticamente voluntarista, más o menos como cuando se afirma que la música es un lenguaje universal… 🙂

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