Un buen paso

Acaban los aplausos con que se han recibido a los músicos. Tras unos segundos de afinación, se hace el silencio y suena… ¿El Andante de la Quinta de Tchaikovsky? Ni era eso lo programado, ni se empieza por el segundo movimiento… ni está tocando la orquesta: Son los altavoces… a ver si…

Sí. Un paso más en la buena dirección. Sólo un paso, porque el aviso, acogido con aplausos el primer día, ahora ya forma parte del paisaje y tendrá la misma eficacia que el convencional. Y no es que en el Delibes sea muy habitual disfrutar de las melodías de los móviles, pero alguna cae.  De todos modos, algo es algo. También advierten contra toses y ruidos de envoltorios y un “otros” que convendría detallar, porque hay quien parece ignorar que es conveniente venirse abanicado y wasapeado de casa, y que el ritmo se lleva por dentro o con la punta de los dedos, preferiblemente los de los pies, a menos que el incontenible haya provisto de anteojeras a los vecinos de butaca: ¡Qué cruz me tocó el otro día con una gloriosa Quinta de Shostakovich!

El siguiente paso podría ser montar un pequeño espectáculo antes de algunos conciertos, esporádicamente y variando el argumento de cuando en cuando, mostrando, por ejemplo, cómo abrir un caramelo de golpe en un tutti pasa totalmente desapercibido, o lo molesta que puede llegar a ser la luz de la pantalla de un móvil. Y si eso lo hace un músico con gracia o el mismo director, mientras se presenta o nos presenta un poco la obra, miel sobre hojuelas.

Creo que voy a enviar la propuesta al nuevo gerente del Delibes, que es muy moderno y muy listo y sabrá apreciarla. De paso le felicitaré. Por todo, que no es poco, y por la parte que le toque, que el sabrá también.

Acerca de José Luis

Las apariencias no engañan
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4 respuestas a Un buen paso

  1. josepoliv dijo:

    Es una lucha perdida José Luis. A los grandes clásicos de la distracción (toses, carraspeos, ruidosos programas de mano, caramelitos, bolsos, cremalleras y velcros, abanicos y narradores en directo de lo que ha pasado, pasa y pasará en el escenario) se ha añadido otra criatura más letal aún: el móvil. La semana pasada, en plena Pasión según San Mateo, delante mismo un señor pendiente del whatsapp. Bien, no solo pendiente, evidentemente contestaba lo que recibía, faltaría más! La mitad de la pasión se la pasó con el móvil. Luego, eso sí, aplaudió a rabiar al finalizar. Pero es que ayer, ayer mismo, ocurrió en el Liceu un auténtico esperpento, lo nunca visto por mí, y mira que voy a conciertos. Se trataba de un programa sinfónico, con la tercera de Mahler interpretada por la orquesta y el director de la casa. Si hay un momento estremecedor y sublime en esta sinfonía es la entrada (y posterior desarrollo) de su cuarto movimiento «Sehr langsam. Misterioso. Durchaus ppp», en el que tras un brevísimo preludio la mezzo (o contraalto) entona un sobrecogedor «O Mensch!». Pues bien. Te vas a creer que en ese mismo instante (por ley divina no podía ser otro momento!) alguien pulsó su móvil donde no debía y sonó a todo trapo la coda final en fortísimo del tercer movimiento (con la «estupenda» calidad de sonido que proporciona un móvil). Y así durante un rato que se hizo eterno. Lógicamente el maestro Pons paró la orquesta, la pobre mezzo Victoria Karkacheva (muy buena, por cierto) casi se nos rompe a llorar, y el público mudo de tan estupefacto que nos quedamos, hasta que el «interfecto» encontró la manera de parar el desaguisado. Pues ya ves, José Luis, todo se puede superar en esta vida. ¿Sabes lo de los aviones no? Esas instrucciones que nos explican cuando aún estamos en tierra a las que no hacemos ni caso. Pues eso. Igualito. Porque en las salas no solo nos dicen que apaguemos el móvil: también nos dicen que no esta permitido efectuar fotografías ni grabaciones durante la representación o el concierto. Pues eso. Y no hay andante, ni de Tchaikovsky ni de nadie, que esto lo solucione.

    • josepoliv dijo:

      Bob Dylan va a dar dos conciertos en el Liceu en Junio. La promotora va a prohibir el acceso con móvil a la sala. Y ya se ha comunicado como lo harán. Y es que hay cosas que si se quieren hacer se pueden hacer. Cortando por lo sano.

  2. José Luis dijo:

    Pues vaya dos casos que pones, voy a tener que darme con un canto en los dientes, aunque ha llegado un momento en que es imposible disfrutar relajadamente de ningún pasaje silencioso, porque aunque no hayan móviles ni tosa nadie, estás pendiente de que suceda. Por otro lado, si arruinar un momento a todo el auditorio dura lo que dura (y hasta que se pasa el berrinche), uno de esos impresentables vecinos como el del whatsapp que explicas, lo sufre mucha menos gente pero les puede jorobar toda el concierto.

    Mira por dónde lo de Bob Dylan. De modo que sí se puede, vaya, vaya. Pues que lo exijan los músicos. Hace unas semanas, el propio gerente presentó a Volodos haciendo una advertencia muy explícita al respecto, quizás se lo había pedido él.

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